Un tsunami en Cuenca en 1971

Édgar Plaza Alvarado

Días después de ver el Mundial de Fútbol México 1970, unos amigos tuvieron la audaz idea de que Cuenca compitiera con equipo propio en el campeonato ecuatoriano de fútbol. Era aceptado llamarla “Ciudad de Santos, Sabios y Poetas” no de deportistas menos de futbolistas. Cincelada en Los Andes, pujante, entregada a la voluntad diaria de verla más hermosa cada día –y como lo decía un embajador norteamericano “Ecuador tiene muchas joyas lindas pero la más linda es Cuenca”–; politiquera cuando la necesidad de acabar con regímenes ilícitos y tiranos, pero no para la competencia deportiva oficial.

Idea no nueva ya que años antes se pensaba en esto hasta con nombres que no llegaron a concretar. A inicio de 1971 el apuro por conformar al Deportivo Cuenca para lo que pidieron apoyo a Barcelona y Emelec que, solidarios, enviaron muchos de sus jugadores reservistas por supuesto, sin opción de que jugaran. Aprovecharon de un cesado arquero argentino de casi 35 años (Rodolfo Piazza) más la iracundia paraguaya (Gerardo Laterza, Obdulio Aguirre y Luis “Paragua” Martínez) para que cubrieran la defensa y el medio campo de un equipo ahora considerado histórico, que afrontó su primer partido profesional con ganancia 2-0 al 9 de Octubre de Guayaquil en el viejo Estadio Ejido (como se llamaba el hoy Alejandro Serrano) con goles de los cuencanos Hugo Barrera y Gonzalo Coronel. 

Con palabras no es dable expresar el sentimiento aquél, pero fue todo LOCURA. A los que vivieron esa época escuchaba decir que desde los más ricos a los más pobres les unía esa emoción y el esfuerzo por mantenerlo en competencia pues hasta los voceadores de periódico y los niños lustrabotas ponían centavos de sucre de sus casi vacíos bolsillos para ayudar al Deportivo Cuenca que se ganó el cariño y el respeto no solo de aquí si no del Austro, el Oriente y Loja y el temor de los demás equipos que en principio lo desconocían. Y fue El Equipo Sensación.

No es exagerado ni utópico decir que Cuenca fue una antes del D. Cuenca y otra después de él. (O)