Eliminar la SENESCYT

Análisis político Marco Salamea Córdova

Una de las ofertas “estrella” del Presidente Electo Guillermo Lasso durante la campaña electoral, y que fue reafirmada en un discurso luego de conocer los resultados la noche del 11 de abril, es la eliminación de la llamada “Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología” (SENESCYT).

Una institución que nació en el marco de la “Ley Orgánica de Educación Superior” (LOES), dictada durante el Gobierno del Presidente Rafael Correa, con la pretensión de ser usada como un instrumento jurídico para reorganizar el sistema universitario ecuatoriano, un sistema que adolecía ciertamente de algunos problemas que era necesario enfrentarlos.

Sin embargo, más allá de esa pretensión, en la práctica dicha Ley y la política gubernamental de ese entones para las Universidades terminaron por crear nuevos problemas e, incluso, generar situaciones aberrantes para la vida institucional de la educación superior.

Situaciones como la violación permanente de su autonomía financiera, académica e, incluso, administrativa; pues se trató a través de la SENESCYT de dirigir y controlar los aspectos básicos de la  vida universitaria; atentando al principio universal de que las instituciones de educación superior  no se deben a un Gobierno de turno, o a un proyecto político partidista, sino que son instituciones permanentes que se deben a la sociedad y que, en tal sentido, deben actuar con una visión esencialmente científica, con libertad y espíritu crítico.

En el marco de esa violación a la autonomía universitaria, a través de la SENESCYT, se quitó a las Universidades públicas su atribución para determinar la forma de ingreso a las mismas; imponiendo el denominado “ENES”, un examen que recibió muchos cuestionamientos por su validez, porque atentó a una elección verdaderamente libre de las carreras y por el grave problema social que acarreó al dejar a miles de bachilleres sin la posibilidad de ingresar a la Universidad. Un problema que continuó, e incluso se agravó, durante el Gobierno de Moreno, a pesar de su oferta de crear 40 nuevas Universidades y de que ningún bachiller se quedaría sin Universidad.

Hay expectativa de que el nuevo Gobierno, presidido por Lasso, cumpla su promesa: la plena autonomía y el libre ingreso en las Universidades. (O)