¿El peor Presidente?

Análisis político Marco Salamea Córdova

Si nos basamos en la opinión que la mayoría de población ecuatoriana tiene sobre la gestión del saliente presidente de la República, Lenin Moreno, se respondería que efectivamente este podría ser calificado como el peor Presidente de la historia, o por lo desde el regreso al régimen democrático en 1979.

En efecto, los resultados de encuestas serias, dados a conocer en las últimas semanas, dan cuenta de que el presidente Moreno termina su mandato con un 5 % de aprobación a su gestión, y con una credibilidad inferior a esta cifra. Es decir, se trataría de un Presidente con legalidad pero prácticamente sin legitimidad y, por tanto, con casi una nula representatividad democrática.

Si bien Moreno pretendió fortalecer su legitimidad alejándose del correísmo que lo auspició, y “descorreizando” una buena parte de la institucionalidad estatal; sin embargo esta “descorreización” no implicó una verdadera reinstitucionalización de las diversas instancias del poder estatal, sino más vale una nueva politización y partidización (léase una “morenización”) de esas instancias (Contraloría, Consejo de Participación Ciudadana, Consejo de la Judicatura, Corte Nacional de Justicia, Consejo Nacional Electoral, etc. etc.).

A eso se unió una gestión caracterizada por una falta de liderazgo, lentitud e ineficacia para enfrentar la problemática económica, social y política; ineficacia y errores que se hicieron muy críticos especialmente en coyunturas como los sucesos de octubre de 2019, motivados por una inconsulta e inoportuna eliminación del subsidio a los combustibles ;y, la pandemia del coronavirus, que sacó a la luz hechos cuestionables como la corrupción en el sistema sanitario publico y el escándalo de los vacunados VIP

A la erosión de su legitimidad también contribuirían reiterados exabruptos y expresiones indebidas, que le provocaron muchas críticas; una de esas expresiones, por ejemplo, las emitió hace horas en Miami al decir que “ojalá hubiese tenido un mejor pueblo”

Con una legitimidad popular que llegaría incluso a ser inferior a la de Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, que por eso mismo cayeron, lo que explicaría su permanencia en el poder gubernamental sería el apoyo que ha tenido de grupos de poder económico y de grupos políticos tradicionales. (O)