Carneras UPS confía en el talento de sus juveniles

El conjunto salesiano recibe esta noche a Emelec en el marco de la tercera fecha de la Superliga Femenina

Arriba: Kareli Alvarado, Doménica Cabrera, Ana Guamán, Gabriela Salazar, María José Ávila. Abajo: Jimena Mosquera, Sofía Muñoz, Natasha Arichábala, Abigail Baculima, Mishel Narváez. Foto Xavier Caivinagua/El Mercurio

De las 10 juveniles sub-17 que fueron ascendidas al primer plantel de Carneras UPS, cuatro tuvieron la oportunidad de jugar en las dos primeras fechas de la Superliga Femenina: Gabriela Salazar, Abigail Baculima, Jimena Mosquera, y Karely Alvarado.

Manteniendo su razón de ser como una meca del talento azuayo y valorizando el trabajo que desarrollan en las categorías inferiores, el conjunto salesiano buscará este domingo desde las 18:30 su tercera victoria al hilo en la Superliga Femenina.

Será su debut como local después de conseguir dos victorias fuera de casa con un 64 % de jugadoras azuayas. Su rival de turno será Emelec. El partido se jugará en el Estadio Valeriano Gavinelli y será transmitido por ComunicaTV, en Facebook.

El equipo renovado de Gisella Moreira aún no consigue complementarse. Registra un punto de seis posibles. Tiene en sus filas a Britney Guadamud, campeona con el Cuenca 2019; Shirley Roque, capitana del Cuenca 2020; Alison Ochoa y Joseline Piguave, ex Carneras.

Las cuencanas Salazar y Mosquera esperan seguir teniendo oportunidades con el profesor Edisson Méndez. No pierden la ilusión de algún momento integrar una selección nacional y jugar en el exterior.

Salazar tiene 15 años. Fue titular en las dos primeras fechas. Dice que en el primer partido estaba tan nerviosa que “no quería ni tocar el balón porque tenía miedo de fallar”. Con la confianza y seguridad que le brindaron sus compañeras se acopló y encaró más tranquila el segundo partido.

Es oriunda de San Joaquín. Confiesa que no le gustaba el fútbol como a sus padres (Ramiro Salazar, Ana Pintado) y hermano (Fernando). Incluso pedía que cambien de canal cuando observaban algún partido. Con el tiempo empezó a practicar cascaritas con su papá y terminó enamorándose del deporte. Ingresó a la Escuela de José Moncada y entrenaba solo con varones. Después le llevaron a Carneras cuando tenía 10 años.

Gabriela Salazar (D) en uno de sus entrenamientos en el Estadio Valeriano Gavinelli. Foto Xavier Caivinagua/El Mercurio

Empezó como delantera. En Carneras venía desempeñándose como volante cinco, pero terminó debutando como extremo izquierdo. Por su gran técnica sus amigas del barrio le decían Messi. “No soy rápida, pero tengo esa técnica para poder sorprender”.

Salazar estudia en la Unidad Educativa Luisa de Jesús Cordero, admira a sus padres quienes dejaron de jugar fútbol por diversas lesiones. En sus tiempos libres le gusta bailar. Desde pequeña practicó hip hop y break dance en la Academia de su hermano. Entre sus sueños está aprender boxeo.

Mosquera, de 17 años, debutó con gol contra Técnico Universitario. “Hice el gol y me cayeron tres lágrimas. Agradecí a Dios y dediqué ese gol a mis papás. No sé si sea mucha coincidencia, pero un día antes había soñado que había metido un gol, fui con esa idea y se dio”.

Es hija del esmeraldeño Víctor Mosquera y de la cuencana Gloria Suárez. Al año de nacida su familia dejó la provincia verde y se radicó en Chordeleg. Es la mayor de cuatro hermanos. Entrenaba futsal con Santiago Balladarez en el club La Unión y a los 14 años ingresó a Carneras. Por las condiciones de la pandemia, en la actualidad vive en Cuenca junto con los refuerzos.

Jimena Mosquera (D) y Gabriela Salazar comparten un entrenamiento en la Universidad Politécnica Salesiana. Foto Xavier Caivinagua/El Mercurio

Empezó como volante cinco. Este año se probaba de central, pero debutó como lateral derecho. “El profesor nos dice que nuestro primer trabajo es defender, pero también quiere que apoyemos adelante, creo que me siento cómoda en este puesto”.

Mosquera estudia en la Unidad Educativa Chordeleg. Dice admirar a personas que cumplen sus sueños desde muy abajo sin que nadie confíe en sus capacidades. Le gusta el baile y advierte que le sale una exquisita pasta con pollo, aunque extraña la sazón de su madre que hace poco partió hacia Estados Unidos. Entre sus sueños está especializarse en una carrera afín al deporte. (BST)-(D)