Una deuda fiscal imposible de pagar para familias vulnerables en España

Las familias que se han quedado en la calle por la pandemia, tras perder su trabajo y su casa, añaden ahora otro problema a su drama en España: unas deudas fiscales que no pueden pagar quienes no tienen ni para comprar comida.

«Mi marido se quedó sin trabajo en plena pandemia, no pudo hacer nada», confiesa a Efe Matilde Vázquez, una ecuatoriana que acude al lugar donde una ONG ayuda a estas familias en Madrid.

«Es un drama», asegura a Efe el presidente de la ONG Fundación Madrina, Conrado Jiménez, rodeado de voluntarios que prestan a ésta ayuda.

RECLAMOS FISCALES INASUMIBLES

Una pequeña carpa en la calle acoge unas mesas donde los voluntarios atienden a estas personas, que esperan su turno en una fila paralela a otra: la cola del hambre, como se conoce en España al reparto de comida gratis para gente necesitada.

El caso de Matilde, que lleva desde 2003 en España, es el de otros muchos: la Hacienda española la reclama unos impuestos que no puede pagar.

Hasta el 30 de junio hay que tributar por lo ingresado en 2020, pero muchos contribuyentes reciben borradores de su declaración fiscal que salen a pagar cuando en realidad tienen derecho a que les devuelvan dinero por una serie de desgravaciones fiscales que, sin embargo, no figuran en ese documento.

Cuando lo revisan los voluntarios, esta mujer ve con alivio que las cantidades del borrador deberían ser mucho menores, por lo que el susto ante el fisco queda en menos.

«Le sale a pagar una cantidad desorbitada cuando realmente no es así», explica a Efe una de las voluntarias de Fundación Madrina, Ana Roda.

Otros incluso, como Víctor Barragán, descubren que en vez de pagar más de 1.000 euros, unos 1.200 dólares, tiene derecho a que le devuelvan 800, cerca de 974 dólares.

Él, su pareja y la hija de ambos, que tiene una discapacidad, se quedaron sin empleo y sin ingresos durante la pandemia de la covid-19.

«Estoy desempleado, ya me contarás cómo lo hago», si tuviera que pagar ese tributo, afirma a Efe.

Pero no todo el mundo tiene la misma suerte. Tomás Picazo, con cuatro hijos, perdió su empresa y su casa, «por circunstancias de la vida», y afronta un reclamo fiscal de miles de euros que es incapaz de pagar, relata a Efe.

«A ver si me pueden ayudar, nadie se quiere meter con Hacienda. Estoy con las manos atadas y no tengo ayuda por parte de nadie», sentencia mientras espera que el de esta ONG sea el apoyo que busca sin éxito desde hace tiempo.

UNA AMNISTÍA POR LA PANDEMIA

Conrado Jiménez lo tiene claro: la Administración debe exonerar a estas familias vulnerables del pago de impuestos «por razones humanitarias».

El 70 % de los borradores que envía Hacienda están mal, advierte el responsable de la ONG, además de que a un tercio de estas familias «no les van a llegar avisos del fisco porque ya no tienen casa donde se los puedan enviar».

La Fundación Madrina les ayuda cambiando los datos para que les rebajen ese reclamo fiscal o incluso su declaración les salga a devolver, para que puedan hacer videollamadas ante la Administración, pues estas personas no pueden pagar una conexión de internet, o consigan documentos de los que carecen.

«La nueva pobreza es invisible», lamenta Jiménez. «No tienen ningún derecho, pero tienen que tributar», denuncia tras contemplar casos como el de una madre que llegó llorando con su bebé después de que la embargaran y perdiera un subsidio por maternidad.

«Un obstáculo más a su situación de pobreza», que alcanza «tasas nunca conocidas en España», concluye sobre un drama que afecta en este país también a muchos migrantes latinoamericanos.

Al lugar acude Fernando Santiago, presidente del Colegio de Gestores Administrativos de Madrid, pues esta entidad apoya con sus voluntarios a la ONG.

«Por la necesidad que tienes, le das» a confirmar el borrador, comenta a Efe, y más este año, porque «la pandemia está siendo terrible y con estos ciudadanos se está cebando».

El presidente recuerda «casos sangrantes», de gente que «llora» al ver que no puede pagar reclamos fiscales y teme un embargo en cuanto tenga un mínimo ingreso.

Santiago lamenta que «si alguien no tiene para comer, cómo va a pagar al tesoro público», y teme que a medida que se acerque el plazo límite de pago en junio «sea desastroso» para miles de familias. EFE