La construcción de ciclovías

La movilidad y la descontaminación de las grandes y medianas ciudades son problemas recurrentes que impulsan a crear estrategias para afrontarlos.

Cuenca no escapa a la realidad que viven las urbes que crecen año tras año. El parque automotor aumenta de manera acelerada, no así las soluciones técnicas para superar las grandes congestiones vehiculares.

Las anteriores administraciones municipales optaron por ciclovías. Las construyeron, en la mayoría de los casos, “sacrificando” el ancho de calles y avenidas.

Es momento, argumentaron, que sus habitantes usen bicicleta para llegar a sus sitios de trabajo, y, de paso, contribuir a mejorar la calidad del aire. Sin duda, una loable iniciativa medioambiental.

Pero los resultados no son los esperados. Y eso la gente lo percibe a diario, sin importar si es solo para pedalear o ir al trabajo.

La actual administración acaba de firmar un contrato por cerca de USD 8 millones para construir 13,5 kilómetros de ciclovías.

Su ejecución es objeto de críticas, tanto porque se sacrificará, una vez más, el ancho de las avenidas, se harán otras adecuaciones, cuanto porque, según el vecindario, pudo construirse usando parte de las amplias camineras que hay, por ejemplo a orillas del río Yanuncay, y que las usan los ciclistas.

La Dirección de Movilidad señala que se trata de un proyecto macro de movilidad, que no responde a una actividad recreativa. Los ciclistas dicen que no se debe confundir pasear en bicicleta con movilizarse en ella.

Sea como fuere, no es menos cierto que proyectos como el anotado merecen debatirse con amplitud y serenidad, tanto más porque una propuesta ensayada en el centro de la ciudad no cuajó y el uso de la actual ciclovía es pobre. Además, la traza de la ciudad no está para más insertos. Los ya hechos son un casi fracaso y han terminado complicando más el tránsito, incluso extendiendo los problemas a casi toda la ciudad.

Bien que Cuenca se incline por una movilidad alterna; pero nada se pierde con pensar que, a veces, la ficción, aun la política, también supera a la realidad.