Inseguridad en Cuenca

La inseguridad se toma Cuenca. No es un problema reciente; pero crece. Cada vez se muestra más agresiva, y se manifiesta a plena luz del día con hechos que espeluznan.

El pasado fin de semana, delincuentes rompieron las seguridades de una joyería ubicada en pleno Centro Histórico. Se llevaron un lote de joyas valorado en 30 mil dólares.

En la mañana de este jueves, en la avenida Remigio Crespo, una de las vías más concurridas y de alto tráfico vehicular, sujetos de la misma laya, al más puro estilo “saca pintas” sometieron a una pareja, arrebatándole 15 mil dólares retirados de un banco. El hombre, por tratar de resistir, fue herido de bala.

Asaltos a mano armada, robos de celulares, de accesorios de vehículos; robos en las viviendas, en los comercios, en los buses, en los lugares de mayor concentración ciudadana, violaciones, venta de todo tipo de droga, configuran el panorama de inseguridad por el que atraviesa Cuenca.

Lo que sucede en el Centro Histórico es preocupante. De noche queda casi que desolado. La mayoría de las casas son arrendadas, en general para el comercio. Otros centros comerciales quedan a merced de las alarmas.

Y eso que gran parte del comercio ha migrado a otros sectores de la ciudad. La construcción de la ruta tranviaria y luego la pandemia fueron factores coadyuvantes.

Tan sombrío panorama se presta para la actividad delictiva. Y qué decir de otras zonas ya identificadas por las autoridades como de alta peligrosidad.

La delincuencia es cada vez más avezada. Se mueve en motocicletas y en vehículos Usa las redes sociales. Hasta pareciera que cuenta con informantes para acechar a quienes retiran dinero de bancos y cooperativas.

Nadie está seguro en su casa, en su comercio, en su lugar de trabajo, ni siquiera el que sale a hacer deporte o va a una iglesia.

Por falta de “pruebas convincentes” o porque los afectados no denuncian ante la Fiscalía, los pocos delincuentes que son detenidos salen cuanto antes de la cárcel.

He allí el reto para el gobernador y la misma Policía. Hay que tomarse en serio la seguridad que exige la población.