Aulas inclusivas en la educación

Por: Cristina Ayora T. y Katherine Torres M. de la Escuela de Arquitectura y de la Escuela de Educación Inicial (UDA)

Para ofrecer una educación de calidad es necesario que sea igualitaria y que contenga los requerimientos específicos que respondan a las necesidades de los estudiantes y al principio del derecho a la educación.  “En las escuelas inclusivas, el aula es la unidad básica de atención. Las clases se organizan de forma heterogénea y se estimula e impulsa a los alumnos y maestros para que se apoyen mutuamente” (Stainback y Stainback, 2001).

Para que un aula inclusiva sea considerada como tal, es necesario que cumpla con ciertos parámetros:

Filosofía de la clase.- todos los niños pertenecen al grupo, por tal motivo, la diversidad debe ser valorada y respetada puesto que fortalece la clase y ofrece mayores oportunidades de aprendizaje.

Reglas en el aula.- buscan dar a conocer la postura de un trato justo, igualitario y de respeto mutuo. Deben ser colocadas en un lugar visible dentro del aula.

Enseñanza adaptada al alumnado.- el currículo se debe adaptar a las necesidades de los estudiantes.

Con el propósito de generar espacios para los niños con necesidades específicas de apoyo educativo, nace una arquitectura que busca la integración de todos los usuarios a la vida social; es así como surge la escuela inclusiva. Es, en este espacio, donde se forja el conocimiento, respetando el ritmo de aprendizaje y las limitaciones que pudiera tener el niño, permitiéndole ser miembro activo de una educación y una sociedad no excluyentes, capaces de brindar equidad (Crisol, Martínez y Mohammed, 2015).

Importancia de espacios educativos incluyentes

En los centros educativos, los espacios físicos accesibles para todos y dotados de tecnología que se adapten a las necesidades y características del alumnado con discapacidad, son primordiales. Es posible indagar, desde la accesibilidad al centro de estudios para los niños, considerando las dificultades físicas que puedan llegar a tener los estudiantes con las escaleras, las plantas altas, sillas, pupitres, iluminación, ruido, entre otros; hasta analizar la modalidad del sistema educativo que debería desarrollarse, de manera que proporcione una metodología de estudio apropiada.

Por lo tanto, es posible generar entornos de aprendizaje que brinden seguridad física, mental y espiritual, resolviendo inconvenientes mediante rampas con pendientes adecuadas, ascensores, diseño de mobiliario e iluminación y pruebas acústicas, así como con material didáctico y estrategias pedagógicas de educación inclusiva.

Es importante considerar varios materiales para la seguridad de los alumnos dentro del aula inclusiva; por ejemplo, la pintura utilizada en los espacios. El color tiene gran influencia sobre las actividades a realizar dentro de un espacio y agiliza la identificación de lugares y objetos: los colores claros tienden a ser percibidos como alegres y los oscuros, como tristes; los calientes son dinámicos y excitantes, mientras que, los fríos son calmantes y sedativos.

            Así mismo, entre los aspectos a considerar en la infraestructura se encuentran las paredes del aula, las cuales, se aconseja contengan recubrimientos de paneles de corcho u otros materiales aislantes, aptos para la absorción de vibraciones y que disminuyan al máximo el ruido. En las patas de las mesas y de las sillas es necesario colocar protectores de fieltro. En cuanto al proyector de diapositivas y el aire acondicionado, se debe procurar implementar elementos tecnológicos silenciosos. Por su parte, la señalética debe respetar las medidas de las normativas establecidas en la zona de ubicación de la obra (Aragall, 2010).

Un trabajo conjunto

Desde hace mucho tiempo las personas con capacidades diferentes han sido privadas de participar activamente como miembros de la sociedad. Una manera de cambiar esta situación es mediante la educación y la arquitectura; es decir, docentes capacitados para tratar a niños con discapacidad, que tengan espacios arquitectónicos inclusivos de calidad.

Verónica Yugua, arquitecta, dice que para afrontar el desafío de proyectar una arquitectura que permita el acceso inclusivo de niños, se debería crear conciencia global en los usuarios, propietarios de los predios, profesionales (arquitectos), GAD municipales, cámaras de la construcción de cada estatus regional, entre otros; asimismo, promover la socialización en magnitud, incentivando la publicidad, con la finalidad de que el mensaje de inclusión total llegue a la gran mayoría de la población.

Las edificaciones públicas y privadas deberían ser accesibles, no necesariamente para los niños, sino para todo tipo de personas con o sin necesidades especiales; por eso, es importante que en las edificaciones prime la parte humana, el respeto de los derechos e inclusión a la sociedad. Es decir, valorar primero al ser humano antes que a las edificaciones.

En esta misma línea, considera que es importante crear juegos de integración entre todos los niños, sin vulnerar la condición física e intelectual; así como considerar una circulación y conexión directa sin obstáculo, sin barreras que impidan el ingreso. Es necesario, también, integrar materiales seguros y flexibles, respetando la normativa establecida. Por ejemplo, los pisos, al ser de concreto, deben revestirse con materiales de superficies sintéticas tales como piso continuo de caucho con alto índice de elasticidad y alta resistencia de impacto. En cuanto al área lúdica, los pisos de los juegos para niños deben ser antideslizantes y contar con pasamanos de apoyo. Las juntas o uniones de cada juego se deberán ejecutar de acuerdo a la norma vigente. El reto debe partir por mejorar la infraestructura, desde un cambio de cultura y de concepción.

A decir de Ana Cristina Arteaga, estos requerimientos responden a un principio y un enfoque que es la educación inclusiva, ya que todos los espacios físicos y relacionales dentro de una escuela, se basan en la posibilidad de que todos accedan y participen en el aprendizaje, siendo éste, el punto de partida para que suceda el proceso se educación inclusiva.

Añade que los estudiantes son los actores principales dentro del proceso educativo, pero, el profesor es una figura muy importante dentro de su rol como mediador y acompañante del proceso de aprendizajes de los estudiantes, por lo tanto, el rol que puede desempeñar el docente es capacitarse, además de conocer qué es inclusión, partiendo, de esta manera, de la capacitación para desarrollar prácticas inclusivas. Aquí, un punto importante para el docente es la disposición y la actitud para generar un ambiente inclusivo.

Para Arteaga, el aula inclusiva es el medio para que se cumpla la educación inclusiva, siendo otro elemento fundamental el tema curricular, ya que es el que practican los docentes todos los días al impartir clases, aunque no se le ha dado la importancia que tiene para que las aulas sean inclusivas, ya que los docentes están atentos a las planificaciones, a la ejecución de las clases y los asuntos administrativos escolares, lo que ha hecho, de cierta manera, perder el sentido de qué es lo verdaderamente importante.

            Los recursos de un aula inclusiva, son los que favorecen a la participación e interacción entre los estudiantes, por lo tanto, es de suma importancia la selección de los recursos en función de la etapa evolutiva de los niños, pensando siempre que el estudiante es el actor principal del proceso de enseñanza – aprendizaje, mediante la utilización y exploración del espacio para su beneficio educativo. (NNM)