El futuro de la industria del cine

El cine, cotidianamente, suele ocupar un espacio social y humano, propio de la diversión, el espectáculo o el tiempo de ocio.

En épocas pasadas, el cine era un medio de expresión que se difundió muy rápido. Apenas transcurridos unos meses desde la primera proyección de Lumiére en el Grand Café de París, en diciembre de 1895, los camarógrafos ya se hallaban en numerosas locaciones de Latinoamérica, buscando escenarios exóticos para rodar y hacían llegar las primeras películas a la casa matriz.

El cine ha sido usado más como objeto de entretenimiento y como un espacio social para el disfrute de las personas; por lo tanto, podríamos considerar al cine como la más grande de todas las artes, debido a que, entre las numeraciones de las artes, el cine resulta mucho más completo.

El cine no está reñido con el entretenimiento, la experimentación de emociones, la satisfacción virtual de deseos o el disfrute del espectáculo. El cine, básicamente, tiene como factor primordial el entretener. Lo que busca el director o la productora, es encontrar la forma de que el espectador pueda dejar volar la imaginación y sentirse identificado con la historia, el personaje, o, simplemente, tomar el cine como una forma de desconectarse del mundo.

Crecimiento acelerado

            El cine ha tenido una gran transformación con el paso de los años; ha logrado un enorme crecimiento en las masas, que sería imposible que, en este punto de la historia, no se pueda tomar al cine como un tema de reconocimiento a nivel mundial. Cada vez nos impresiona más gracias a los avances tecnológicos que se han ido desarrollando a lo largo del tiempo, creando los efectos especiales por computadora, que sustituyeron a los efectos especiales prácticos; y, junto con el 3D, han generado un gran debate sobre si esto mejora o arruina al cine. Gracias a esto, cada año se genera una producción masiva de películas.

A principios de los años setenta, Francis Ford Coppola comenzó a utilizar la cámara de video para lograr la visualización, de forma instantánea, de las secuencias que acababa de filmar con la cámara de cine. Posteriormente, se dejó de usar los complejos y molestos movimientos excesivos de la cámara, pudiendo grabar las escenas por separado y uniéndolas en postproducción. Es a finales del siglo XIX, donde los efectos especiales empiezan a crecer, especialmente, en las décadas de los 80 y 90, donde se pueden apreciar superproducciones cargadas de efectos especiales que se hicieron muy populares entre la gente.

Hay un punto de la historia contrario, donde se crea el cine independiente, de bajo presupuesto, pero, con una gran calidad al contar una historia; de esta manera, se intenta salvar aquella sensación de contar una historia con más apego a la realidad o un conflicto con el que cualquier espectador se sienta identificado.

Sin embargo, antes de poner en relación las películas con los hechos históricos, es necesaria la “aproximación al mundo del cine” y al hecho cinematográfico desde la diversidad de perspectivas que le son propias; es decir, desde su condición de industria, de medio de comunicación, de lenguaje, obra de arte, diversión y testimonio social.  Aunque, pese a cualquier aspecto, seguirá habiendo el cine de entretenimiento y mera distracción como vehículo de evasión y escapismo de la realidad.

La sensibilidad en el cine

            La violencia es conformada por aquella serie de actos, los cuales, han sido parte de la sociedad desde la existencia misma del ser humano. Diversas acciones de violencia han sido repudiadas por la sociedad, sin embargo, esto no quita el hecho de que, a lo largo del tiempo, el ser humano haya empezado por aceptar esto como algo común e incluso, admitirlo a manera de entretenimiento y diversión.

En el cine, la violencia ha sido explotada, especialmente, en películas del género tanto de acción como de terror. Cabe señalar que el cine, a inicios del siglo XX, enfocó más sus producciones en crear una historia, donde el guion ameritaba que existiera violencia y que, de una u otra forma, esta pasará a ser parte primordial de la historia, dejando así un enorme debate sobre si ciertas escenas del cine deberían ser o no censuradas.

El autor Terán señala que “si nos centramos en la cuestión de la violencia social actual, parece claro que el problema no está en el cine, ya que siempre hubo violencia en el séptimo arte, desde sus orígenes a principios del siglo XX”.  El autor recalca que el cine no es el culpable de generar la violencia; esta ya es parte de la sociedad y es algo tan humano que, de alguna manera, es entendible el hecho de que la violencia forme parte del entretenimiento.

Cabe resaltar que lo explícito es que el cine ha influido directamente en los televidentes junto con escenas bien manejadas, llegando, incluso, al punto de romantizar distintos tipos de acciones o padecimientos que se han vuelto muy comunes en el cine, donde la violencia es un factor principal, el cual, si no es profesionalmente manejado, llega a ser exagerado y perturbador.

Influencia en la realidad y pensamiento

Para Méndiz, las películas no solo han influido en nuestra imagen de la realidad: de un artista, de una ciudad o de un sistema docente. A otro nivel, las películas han modificado también, y mucho, nuestra actitud hacia productos concretos y nuestras pautas tradicionales de consumo.

            El director de cine entrevistado, Camilo Toledo, manifiesta que el cine, ya sea un cine de autor independiente, cine poesía o un cine comercial, siempre apunta a empatizar con el espectador y lo coloca en una situación en conjunto con el personaje protagónico; lo deja vivir en su conflicto y esto, muchas de las veces, se asemejan a conflictos humanos, sociológicos y psicológicos. Adicionalmente, el cómo se desarrolle la película, es decir, la resolución de este conflicto, es lo que puede influir en el espectador.

No se puede discutir que el cine se ha transformado en un gran método de influencia para cualquier tipo de público, en especial, niños y adolescentes quienes, de alguna manera, llegan a convencerse de que los actos realizados en sus películas favoritas, son reales.

            Este contexto nos lleva a repensar en que la función del cine no debe ser considerado solo como un medio de ocio para el entretenimiento y distracción. Su influencia cultural, psicológica y social da otro giro en la forma de pensar y de actuar de sus espectadores.

Por lo tanto, se puede concluir que el cine ha pasado por un gran proceso de transformación a lo largo de los años, en el cual, los géneros han ido evolucionando gracias a la tecnología, de tal manera, que las nuevas mentes han podido crear diversas historias ficticias, donde el espectador pueda sentirse identificado con el personaje. No podríamos detener el uso de la violencia en el cine, por ejemplo, pero sí podemos controlar el contenido destinado tanto para un público adulto, como para jóvenes y niños; estos criterios deberían ser respetados, especialmente, para los dos últimos tipos de público, ya que son muy influenciables. (NNM)

Por: Sebastián López

Derecho (UDA)