Intolerable

Aurelio Maldonado Aguilar

En política existen cosas de risa e indignación. Quito no pudo caer más bajo. El alcalde Yunda es muestra palpable de lo que los antiguos llamaban “cara de baqueta” o “cara de tuco” de hoy. Las reyertas entre personajes del cabildo quiteño elegidos por el pueblo legítimamente, muestran que el mandante no tiene madurez, profundidad y criterio para elegir y lo hace basándose en futilidades o desinterés, votando obligado por necesidad del documento indispensable en la vida ciudadana. Que desfachatez y poder de asimilación tiene Yunda para soportar insultos, improperios y por último incluso un refrescante baño mientras peroraba sobre la libertad. No se inmuta. Se seca su abundante y cerdosa cabellera que emerge dejándolo con escasa frente y sin levantar la voz, continúa su discurso sacando réditos de inmediato, pontificando que no responde a la violencia y muy sonreído sale en tropelía para continuar su tozuda lucha por mantener el puesto. Ninguna agresión debería existir y peor aún entre autoridades de una ciudad. Llegó el momento en el cual todos deberían ir a sus casas y devolver la majestad del Quito libérrimo y digno, hoy en manos de trúhanes que lo denigran, ensucian y paralizan. Mientras esto pasa, otros emponchados dirigidos por Iza, familia y agnados, que dicen respetar al pueblo y de quienes la prensa asegura son millonarios que sacan réditos económicos con cada movilización y ataque a ciudades y sociedad, levantando recua de analfabetos irracionales y desocupados. Sus caras y figuras son ya conocidas en toda trifulca que sufrió el país. Santi, con cintillo, pintarrajeado, ojos rasgados y menuda figura, no deja de estar en todo zafarrancho desde la época de Gutiérrez y su fallido golpe. ¿De qué viven estos agitadores sociales que, amparados en discurso repetitivo, absurdo, revanchista y racista, incendian el país y ayudan a quemar la contraloría y desvanecer glosas con el fuego? En pasadas y terribles manifestaciones, quemaron, apedrearon, vejaron, secuestraron, destruyeron patrimonio y lo que estuvo a su paso, apoyados por fuerzas extranjeras y por los ladrones verdes que se jugaban el todo por volver triunfantes al poder, tapando latrocinios muy bien organizados y así seguir la fiesta. No dejan que Lasso se siente y ya va la paralización. Él está con muchas dificultades y esfuerzos intentando sacar adelante el país y va cumpliendo lo ofrecido en pensada y honesta dirección, cosa demostrada por cifras positivas de gobiernos y organizaciones extranjeras. (O)