La inclusión de personas con discapacidad necesita de la interacción social y física

Una de las actividades finales de la colonia fue un desfile en el que participaron niños, jóvenes y adultos. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Hace 13 años surgió la colonia vacacional “Burbujas de amistad y alegría”, un espacio pensado para la inclusión de las personas con discapacidad intelectual. A pesar de la pandemia, la organización de las actividades no se detuvo, y este año, a diferencia del 2020, cuando los participantes se reunieron en la virtualidad, niños y adultos se reencontraron.

Aun cuando fue un reto, los organizadores no podían seguir pensando en actividades virtuales sino en la interacción física y social de los niños, jóvenes y adultos con discapacidad, quienes año a año esperan con ansias jugar y hablar con sus pares.

Entre las personas que aguardaron a que la colonia se reactive en espacios físicos estuvo Juan Teodoro Villavicencio, a quien, con sus 50 años, le ha servido las actividades de las que es parte desde hace 11 años.

“A él le gusta mucho la calle, le gusta salir. Pero con la pandemia tuvimos en encerrarnos, y su vida cambió, como cambió la de todos por esta situación”, dijo Gladys Pacheco, madre de Juan.

Juan Teodoro tiene parálisis cerebral. La colonia, en la que participan voluntarios que saben cómo ayudar a las personas con discapacidad, siempre ha sido uno de los alicientes de Juan para seguir.

Y, cuando Gladys supo que la colonia se volvía a realizar este año, no dudo en inscribirlo. Según ella, los cambios fueron inmediatos: Juan recuperó la vitalidad que había perdido con el encierro.

Resultados

Interactuar, compartir los mismos espacios, visitar lugares, y, hacer alguna actividad artística permitieron que 25 niños, jóvenes y adultos recobren en estas últimas semanas la sonrisa que desapareció con la pandemia.   

“Ha sido una experiencia bastante grata el volver a encontrarnos, ha sido bastante placentero porque volverles a ver después de bastante tiempo sí provocó euforia en los chicos. Ellos están emocionados de volver a la colonia”, dijo Érica Córdoba, voluntaria y técnica en discapacidades de la fundación El Trébol.

Para los colaboradores de la organización de la colonia, liderados por Edith Patiño, coordinadora provincial de la Federación Ecuatoriana de Protección a las Personas con Discapacidad Intelectual, en otras circunstancias, el número de participantes hubiera sido mucho más grande, pero las medidas sanitarias les obligaron limitar las inscripciones.

No obstante, ello no quiere decir que no se puedan llevar a cabo estas actividades de inclusión. Para los organizadores, con los resultados en el estado de salud mental de los participantes de la colonia, son todavía más urgentes entregar espacios para las personas con discapacidad.

“El reencuentro causó muchas emociones. Esta experiencia es maravillosa porque todos los años es distinta. Cuando esto culmina yo agradezco, y agradezco, y agradezco a todos los que han permitido que haya felicidad. La felicidad de ellos no tiene precio”, dijo Edith.   

Tras varios días de actividades, ayer la colonia finalizó con la exposición de los trabajos realizados por los participantes y con un desfile en el que las personas con discapacidad lucieron sombreros y mascarillas de paja toquilla.

“Esto no es solo importante para ellos, también es para nosotros, porque estamos tomando a las personas con discapacidad en cuenta, les estamos dando su lugar en la sociedad. Ya no es un sistema en el que les incluyo y les dejo a un lado, sino estamos involucrándonos todos”, dijo Érica Córdoba.

Con los resultados y con el trabajo en conjunto, los voluntarios esperan que se abran más espacios para la verdadera inclusión, y, sobre todo, para la felicidad de las personas con discapacidad. (AWM)-(I)