Cuando no hay futuro

Ma. Isabel Cordero

En 2019, 51 mil adolescentes dieron a luz, la cifra no bajó en los siguientes años, al contrario, la pandemia agravó la situación, el Estado se despreocupó del tema, servicios de salud público no contaban con métodos de prevención, escuelas y colegios no brindan educación sexual integral.

Agosto es el mes de la juventud, y en este mes miles de adolescentes rindieron el examen de ingreso a la universidad, solo la mitad logrará un cupo para alcanzar su proyecto de vida.

Para las adolescentes rurales, marginadas, empobrecidas la maternidad parece ser su único proyecto de vida, aún cuando sueñen cosas diferentes. En un sistema en donde la violencia sexual es sistemática, y alcanzar sueños profesionales una meta improbable, la promesa de amor y la maternidad se convierte en una especie de salvavidas, porque para ellas no existen otras opciones, y porque culturalmente uno se hace mujer cuando es madre.

Esta debería ser la principal razón por la cual apostar a mejorar la educación en niñas y adolescentes, el embarazo adolescente profundiza la pobreza y el círculo de violencia, agrava las brechas de inequidad en el país y es una barrera para el desarrollo. (O)

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