Vialidad azuaya y austral

Eduardo Sánchez Sánchez

El desarrollo de los pueblos se cuantifica por la cantidad y calidad de las vías que son la puerta de comunicación con el mundo, la industria, el turismo, la agricultura. Las necesidades básicas son satisfechas por una buena red vial. Su ausencia posterga y obstruye el mejorar la economía e incrementa los índices de pobreza, que hoy están muy presentes no sólo porque somos los eternos relegados del poder central,  sino que la pandemia ha lacerado a la sociedad en muchos órdenes y, particularmente, cuando no existe equidad gubernamental.

Cuenca la eterna de galas y olvido vestida, la de las frecuentes quejas intestinas por ausencia vial y maltrato central, la que a través de sus autoridades no eleva una voz altiva de protesta mancomunada, porque la sociedad está saturada del menoscabo que para el AUSTRO ECUATORIANO, significa esta política de POSTERGACION HUMILLANTE.

Qué bien nos haría  conocer de cuál es el estado del  proyecto de construcción del acceso sur, hoy convertida en “cuello de botella” y mercado de vergüenza y contaminación,  para el gigante tráfico hacia Loja, El Oro, el norte peruano, Yunguilla, Tarqui, Cumbe, etc.   De nada nos sirve el orden alfabético de Azuay, sí nuestras Autoridades no exigen con Apremio la Atención a nuestro bloqueo y castigo que significa lo actuado por casi todos los gobiernos que se han sucedido. Todos deben remar en la misma dirección, cuyo norte es romper esta maldición que execra desde el Poder Central.    

No más contratos y entregas a dedo, sobreprecio en vías de carne y abandono de los huesos y del desarrollo austral. Nos corresponde pagar peajes, para que nuestra participación ayude al mantenimiento vial del sur ecuatoriano.  Poner punto final a los peligros de la vía Molleturo – Puerto Inca (vía de verano), así como concluir nuestros accesos al oriente ecuatoriano. (O)