Gastos en la asamblea

Eliécer Cárdenas E. Artículo publicado post mortem

¿Sabía usted que las empanadas más caras del Ecuador fueron consumidas por dignatarios de la Asamblea Nacional, y que consumían almuerzos de 50 dólares, cenas y desayunos igualmente de precios mayúsculos, dignos de un potentado, o más aún, de un despilfarrador contumaz?

Sin embargo, en defensa de estos gastos gastronómicos, y también astronómicos, se ha dicho que los y las honorables glotones y glotonas “de lujo” con su sustanciosa y cara alimentación, contribuyen a dar empleo a restaurantes, chefs, pinches de cocina, lavadores de vajillas, bordadoras de manteles, y un sinnúmero de emprendimientos, y que por lo tanto están contribuyendo a la recuperación del país.

Otros han replicado en el sentido de que el asambleísta Fernando Villavicencio, convertido en la piedra del zapato de los gastos legislativos, debería preocuparse también en averiguar los precios de las comidas, aperitivos y bocaditos en los diversos ministerios, ya que se dice que son los mismos proveedores de empanadas caras, almuerzos y cenas que cuestan “un ojo de la cara”, los que proveen de alimentación a la alta burocracia capitalina, que por décadas ha sido tan gastadora con la pobre plata del presupuesto, alimentado por todos los ecuatorianos a través de impuestos y otras cargas.

Pero eso no es todo. Villavicencio, el acucioso legislador que husmea debajo de los manteles de la Asamblea, ha denunciado que el servicio de Snack del Palacio Legislativo habría sido objeto, supuestamente de un intento de “diezmazo” de lo más caradura, de parte de algún empleado de la Asamblea que pretendería cobrar más del 7 por ciento de las ganancias del negocio, es decir si aquello es verdad se trataría de un ramplón y vil amago de aprovechamiento de un servicio, lo cual ya sería el colmo de los colmos. Si esto sigue, no sería raro que algún elemento de los pasillos de la Asamblea, pida un porcentaje por el uso de los baños y el papel higiénico.

Con estas cosas, después dicen algunos legisladores y asesores parlamentarios que existe una supuesta campaña de desprestigio contra el Parlamento. Entonces no den motivos para ese desprestigio, señoras y señores. (O)