Fobia antiinmigrante

Una ola de fobia hacia los emigrantes toma fuerza en algunos países donde estos arriban por miles, en la mayoría de las veces sin comida, sin dinero, y hasta con niños en brazos.

Lo ocurrido en Chile no puede ser más esclarecedor y preocupante a la vez.

En Iquique, una manifestación antiinmigrante incendió carpas, frazadas y colchones de extranjeros, venezolanos los más. Ellos ocupaban los espacios públicos mientras esperaban solución a su situación migratoria. 

De inmediato, varias organizaciones, por medio de un comunicado, exigieron al gobierno cambiar su política migratoria.

El rechazo a semejante actitud no se hizo esperar por parte de organizaciones como Human Rights Watch. Pide poner fin a las “deportaciones sumarias”, en tanto el gobierno chileno se apresta a retomarlas pese a un fallo en contra emitido por la Corte Suprema.

Lo sucedido la semana pasada con miles de emigrantes en la frontera entre México y Estados Unidos no puede reflejar con mayor precisión la animadversión a quienes huyen de sus países de origen, en busca, según sus aspiraciones, de días mejores.

Aquella escena vista por el mundo entero: la guardia fronteriza de Estados Unidos, montada a caballo, persiguiendo a los “indocumentados”, raya en lo reprochable.

Severas críticas a la política migratoria en contra de los “sin papeles” del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no se hicieron esperar. 

También llamó la atención la expresión de una autoridad mexicana para justificar deportaciones y acciones a fin de impedir el ingreso de oleadas de emigrantes al suelo azteca. “Hasta en el cielo hay control migratorio”, dijo sin aspavientos.

El arribo de miles de personas a determinado país trastoca el convivir de los habitúes, implica hasta un problema sanitario, cuando no de inseguridad, ni se diga de alimentación.

Pero eso no justifica acciones violentas, antihumanas, insolidarias. Sin duda, la nueva diáspora debe llamar la atención de los líderes mundiales; también de los gobiernos de aquellos países, desentendidos al ver salir a sus connacionales.