«Señora» Llori

Con el respeto que me merece una mujer, cabe decirle que sus actuaciones como presidente de la Asamblea Nacional, dejan mucho que desear; si antes la credibilidad de la misma, estaba a la baja, hoy está por los suelos. Su comportamiento pone en entredicho la auténtica lucha de los pueblos marginados, a los que Ud. tanto pregona defender. Sus acciones le develan de cuerpo entero, y demuestran a las claras que solo trata de figurar y de buscar su bienestar personal (Dolores Cacuango estará revolcándose y vomitando bilis dentro de su tumba). Si las denuncias de estafa al estado ecuatoriano son ciertas, su destitución es imperiosa; si tienen dignidad, los asambleístas de Pachakutic deben pedir su salida de la Asamblea, caso contrario estarían convirtiéndose en cómplices y encubridores de sus abusos y privilegios, mientras el verdadero pueblo se debate entre la pobreza y la muerte. No concebimos que una mujer amazónica y de origen humilde según sus afirmaciones, utilice aviones, hoteles y resorts de lujo, incluidos Spa, masajes, y bebidas con sobreprecios. Y como si esto fuera poco, contrata el servicio de comidas para los “sacrificados por la patria”, con un precio de cinco veces más de lo que cuesta en el mercado normal; exigiendo además el 7,5 % de comisión, sobre la venta de cafés en la asamblea. Pero que descaro y sinvergüencería, hemos llegado al colmo de la indecencia y la osadía. Ud. que a diario habla de solidaridad, equidad y de justicia social, demuestre con sus actos, y no se convierta en de las ilusiones de sus coterráneos y coidearios. “Señora”, no traicione a su pueblo, ni a su género; no denigre y respete la lucha, y los logros equitativos y justos, alcanzados por las mujeres de nuestra Nación. Si tiene un poquito de sensibilidad hacia los que dice defender, por favor renuncie, y evite que el pueblo les saque de la Asamblea a Ud., y a otros tantos asambleístas corruptos, que son parásitos de la sociedad ecuatoriana. (O)