La crisis del sistema carcelario del Ecuador pone en riesgo nuevamente a los cuencanos. El mes pasado más de 30 personas privadas de la libertad fueron trasladas desde Ibarra hacia nuestra ciudad. De acuerdo a las autoridades carcelarias las derivaciones son acciones preventivas para precautelar la seguridad de los internos.
Es que el traslado no incluye solo a ellos. Sino que sus brazos delictivos también cambian de residencia y hacen de Cuenca su centro de operaciones. Mire usted los medios de comunicación y las redes sociales. Podrá evidenciar que constantemente se registran robos a mano armada, sujetos en motos que asaltan en plena luz del día, vehículos sustraídos y más hechos delictivos.
Las autoridades constantemente han mantenido reuniones para analizar y tomar acciones que mejoren las condiciones de seguridad de Cuenca, pero al parecer estos encuentros no han surtido efectos.
La situación para mejorar las cárceles del Ecuador merece cambios estructurales. Hay que garantizar plenos procesos de rehabilitación social. No se debe escatimar recursos. Es sorprendente mirar como en las requisas la Policía Nacional encuentra en los pabellones armamento bélico, cuchillos, celulares, ametralladoras, fusiles, droga, alcohol y más elementos prohibidos.
Pregúntese cómo ingresan esos objetos a las cárceles. No es por arte de magia. No, si mira en los noticieros son los mismos guías penitenciarios, policías inclusive militares que presionados por las organizaciones delictivas sucumben a las peticiones. Si se oponen su vida y la de su entorno familiar está en riesgo. Es ahí donde debe actuar el sistema de justicia.
Mientras estos cambios no ocurran y las bandas delincuencias continúen con sus pugnas internas, continuamente veremos los hechos execrables al interior de las cárceles. Pedimos a las autoridades seguridad. No es justo vernos arrinconados e indefensos con temor de salir a las calles. (O)
