Dar la cara

Gerardo Maldonado Zeas

Los “Pandora Papers” fue la carta que la oposición al presidente Lasso encontró como el pretexto perfecto para sacar lo peor de sus afanes politiqueros. Unidos los correístas, socialcristianos, los desubicados de Pachakutik, y el fundamentalista de Iza, son verdaderamente impresentables.

Gandhi decía: “el silencio se convierte en cobardía cuando la ocasión demanda decir toda la verdad y actuar acorde a ella” A Lasso, no se le puede imputar intranquiladad por estas denuncias; más bien, pidió a la Comisión de Fiscalización de la Asamblea y a la Contraloría, se libere el sigilo bancario de sus cuentas, se investigue la formación de su patrimonio; y, los impuestos pagados en el Ecuador en cumplimiento de la ley. Cuando el correismo y el CNE eran la misma cosa, mientras el SRI le respiraba en el oído a Lasso, pasando por la Comisión de la Verdad creada por Correa para intentar desprestigiarle, si encontraban alguna anomalía, por más insignificante, en 2017 jamás hubiese podido inscribir su candidatura.  

Pero este “thriller” es una parte de la estrategia desestabilizadora que el Ecuador, ávido de respuestas urgentes para salir de la crisis, no permitirá que continúe. Mientras los de doble moral están a la saga incidentando para ver fracasar al gobierno, el país empieza a reactivarse. Sabiendo que la crisis heredada es complicada, los negocios vuelven a emerger, los consumidores paulatinamente activan la economía, por la confianza que se siente en el ambiente; y, el convencimiento de que la vacunación exitosa contra la COVID 19, ha creado el pasaporte para regresar a la normalidad. Y mejoraría ostensiblemente, si los políticos cavernarios de la Asamblea Nacional, apoyaran la creación de nuevos empleos.

Comparado con los gobernantes anteriores, el presidente Lasso se distingue por tener un perfil diferente al de los políticos tradicionales, y eso es muy rescatable. Mientras el principal detractor está fugado, algunos encarcelados por sus fechorías, existen personas que dan la cara por sus actos, y se someten sin temor al escrutinio público. (O)