Un jardín-un amigo

Hernan Deleg Pacheco

Un jardín es un bálsamo para el convivir diario, es un amigo acogedor, un psicólogo y para muchos un ángel multicolor venido al reencuentro con su Dios.

Todos hemos visitado los jardines de la ciudad, quizá no un jardín botánico, sofisticado y científico; pero un sencillo con algunas plantas especiales; en esas casas de personas amables que hace tiempo a lo mejor ya no visitamos.

No sé si a Ustedes, pero a mi cada planta me proporciona sensaciones, aromas y colores que hacen volar la imaginación, que cada flor, cada pétalo o cada hoja, una orquídea, una rosa, una amapola, una imponente magnolia o una sencilla margarita o violeta en sí, un proceso evolutivo de millones de años. ¿Cuál es la más bella? La más sencilla o la más exótica, la más grande o una dalia de color rojo encendido o un crisantemo. ¿Cuál posee el aroma atrayente? ¿Cuál representa mi color preferido, lo que amamos?

Un jardín puede ser muchas cosas a la vez, solo árboles, de esos lagares maravillosos, son libros abiertos de esas geografías y de altitudes diferentes, donde se reúnen toda clase de animales incluido el hombre.

Desde luego hay jardines de verduras, donde todo lo que se cultiva es comestible, repollos de variados colores y hierbas aromáticas, ajíes hermosos y suculentos árboles frutales, hay jardines en miniatura, colgantes, húmedos, del desierto, algunos antiguos, para placeres de Reyes ungidos por los dioses y los jardines del Vaticano.

Hay jardines maravillosos en todas las culturas, que cumplen funciones utilitarias y estéticas, como toda obra de arte; y lo hay en todas partes, pero el mejor es aquel creado por uno mismo, un par de macetas, un poco de imaginación, tenemos un jardín que nos acompaña y refresca el ambiente, con aromas, y   colores. (O)