Cuenca bella y callada

Gonzalo Clavijo Campos

La independencia de Cuenca se produjo tras un levantamiento popular de la población en contra de las fuerzas militares españolas pertenecientes al gobierno colonial. El alzamiento tuvo lugar el día 3 de noviembre de 1820, tras conocer la gloriosa jornada guayaquileña del 9 de octubre de 1820, quedando marcada como día de la liberación de la ciudad. Cuenca, como el resto de Latinoamérica, había estado gobernada por la corona española durante tres largos siglos.

Es de  consenso generalizado, que Cuenca a lo largo de su historia, de más de cuatro siglos, se forjó y desarrolló con el esfuerzo y trabajo propio de sus hijos y sus instituciones antes que del aporte de los Gobiernos que han sucedido.  El Cabildo, los representantes locales y provinciales, cada ciudadano  participan  activamente para que Cuenca mantenga su vocación de ser grande, un  referente a nivel nacional y del Continente, de conducirla por el sendero adecuado de crecimiento, prosperidad y equidad.

Sin embargo, la  marginación de Cuenca y el Azuay han sido por demás evidentes en todo orden. Durante el período 2007 al 2018,  de conformidad a los registros del MTOP, la provincia recibió para la vialidad primaria tan solo USD 302.242.221, es decir  USD 25.187.000 por cada año en promedio para una red estatal de 565 km, inferior a provincias que tributan mucho menos como: Cañar, Cotopaxi, El Oro, Esmeraldas, Loja,  Los Ríos, Manabí y el resultado ha sido una vialidad deplorable que se interrumpe cada estación invernal, limitando el desarrollo turístico, comercial, industrial tan importantes para la economía y el bienestar colectivo.

Frente a esta tamaña injusticia histórica del centralismo capitalino, con reiteradas promesas incumplidas, no podemos quedarnos callados. El único camino que nos queda  es levantar la voz, unirnos en el reclamo altivo, hacer causa común la desatención del Azuay, más aún, en un período de sentida crisis social y económica, desempleo y migración que supera hoy el 67% del éxodo nacional  hacia los Estados Unidos, la más alta en toda la historia.

¡Viva Cuenca de los Andes,  ciudad pujante y progresista, en sus 201 años de Independencia Española! (O)