Un exoesqueleto de raíces cuencanas

Luis Alfredo Calle y Marco Esteban Amaya, docentes e investigadores de la UPS, muestran el exoesqueleto. El proyecto cuenta con una patente que lo hace único por sus características. XCA

Dos investigadores de la UPS sobresalen a nivel mundial.

Dos maestros salesianos dejan el nombre de Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca en lo más alto de la palestra científica del mundo.

Luis Alfredo Calle y Marco Esteban Amaya, de 29 y 43 años de edad -respectivamente- con un exoesqueleto dan una esperanza a las personas con discapacidad que anhelan caminar.

Luis y Marco se formaron académicamente en la comunidad salesiana como estudiantes y profesionales.

Su amor por esta institución educativa -que hoy recibe y apoya su logro investigativo- surgió en las aulas del colegio y la universidad, cuando eran apenas unos adolescentes llenos de metas e ilusiones.

Los dos investigadores tienen presentes esos gratos momentos de la vida estudiantil que los marcó para siempre.

Aún recuerdan, por ejemplo, los clásicos intercolegiales, especialmente los encuentros deportivos en la disciplina de fútbol con su tradicional rival -en buenos términos- colegio nacional Benigno Malo.  

Ellos -pese a su diferencia de edad (14 años) y que vienen de generaciones distantes- se complementan perfectamente para conformar un equipo investigativo, siendo un ejemplo para sus estudiantes que siguen sus pasos y están atentos a cualquier innovación planteada por sus profesores en el área de la ingeniería.

El proyecto exoesqueleto surge hace unos cuatro años aproximadamente, cuando Luis, oriundo de la parroquia urbana Bellavista- lo presentó como parte de su tesis para la maestría de métodos matemáticos y simulación numérica en la Universidad Politécnica Salesiana (UPS).

En la pantalla digital se muestra el funcionamiento del exoesqueleto. XCA

Marco, quien reside en el sector de la avenida Loja y Primero de Mayo, fue su docente en aquel tiempo de la maestría. Marco vio el potencial de la idea de Luis que hoy es una realidad de la que pronto iniciarán los primeros ensayos con personas con discapacidad.

El exoesqueleto -una especie de robot fabricado con piezas que tuvieron que ser importadas de Corea y Estados Unidos porque no se encuentran con facilidad en el Ecuador- se sujeta a las extremidades inferiores de una persona y le genera movimiento. Es decir se convierte en parte de su cuerpo y le permite desplazarse.

El invento se puede acomodar a cualquier tipo de persona. Lo pueden moldear para que lo usen desde niños, adultos hasta adultos mayores con problemas de movilidad.  

La importancia del invento hizo que los investigadores puedan en agosto del presente año patentar su proyecto. Esto quiere decir que crearon un producto que no tiene semejanza con algún otro proyecto realizado en alguna parte del mundo.

Inicios  

“El resultado fue bastante interesante. La forma o la metodología que se utilizó nos animó a escribir un artículo científico. El documento fue aceptado en el 2017 para un congreso en Okinawa (Japón). Tuve la oportunidad de participar en el congreso con la iniciativa, lo que generó un gran interés de los investigadores a nivel mundial que también participaron del congreso y están desarrollando modelos de exoesqueletos”, comentó Luis.

A lo que Marco recordó que las personas que participaron del congreso en Japón le preguntaban a Luis “como hizo el modelo del exoesqueleto…Llamó bastante la atención”.

Marco recalcó que todo surgió de una idea “pequeña que fue mejorando en estos cuatro años en todos los aspectos y necesidades, desde la electrónica, la parte mecánica, las formas…”.

El trabajo de los dos investigadores salesianos ha sido muy complejo y delicado, con momentos buenos como malos e incluso en ocasiones han estado a punto de “tirar la toalla”; no obstante, continuaron perfeccionando el modelo.

Luis y Marco están desarrollando en estos momentos un protocolo que involucra a varios aspectos desde lo genético, médico y técnico con el propósito de que en enero o en febrero de 2022 realizar las primeras pruebas del exoesqueleto con personas que tienen algunas limitaciones para caminar. 

Los interesados en ser los primeros en probar este importante trabajo científico -exoesqueleto- son “muchísimos” que sueñan con dar unos pasos gracias al invento.

Luis cuando ve una persona en la calle que no puede caminar o que le falta una pierna, le viene a su mente que él puede ayudar a esa persona desde el punto de vista de la ingeniería. 

De su parte Marco aseguró que con tan solo que una persona de unos cuatro o cinco pasos se sentirá satisfecho por el deber cumplido.

Asimismo, tienen otros proyectos en mente por desarrollar con el afán de seguir ayudando a las personas que no cuentan con los recursos suficientes. El respaldo de la UPS seguirá siendo fundamental para estos investigadores como para otros profesionales locales.

Los expertos son una demostración del empeño y constante empuje de los profesionales cuencanos que creen en sí, no ven límites a sus metas y superan los obstáculos para alcanzar los resultados deseados.

Profesionales así son parte de la historia de la ciudad de Cuenca en sus 201 años de Independencia.

Datos del proyecto  

Luis Alfredo Calle y Marco Esteban Amaya usaron en la fabricación del exoesqueleto tecnología de última generación. El exoesqueleto integra la parte mecánica y electrónica.

Su proyecto es uno de los más importantes del país bajo estas características. Los docentes con apoyo de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) hicieron realidad este proyecto.

Los diferentes medios de comunicación nacional han hecho eco de este proyecto que resalta el ámbito científico e investigativo del país. Los docentes esperan hacer las pruebas con personas con discapacidad en los primeros meses del año 2022, para el efecto, llevan adelante un protocolo. (I)

Texto: Bolívar Pérez.

Fotos: Xavier Caivinagua.