GLASGOW

Ana Abad R.

El incremento de la extensión de la reserva marítima de Galápagos –sentida exigencia desde hace mucho tiempo– y el acuerdo de protección de un corredor marítimo firmado entre varios países del Pacífico era urgente y promete frenar a la criminal flota china que navega por los mares de la región –decisión  aplaudida y vista con muy buenos ojos por la comunidad nacional e internacional–, no puede convertirse en una acción de distracción del Gobierno ecuatoriano ante las naciones del mundo y los organismos financieros internacionales para ocultar la nefasta, anticonstitucional y engañosa política ambiental pese a la decisión popular que ha dicho: ¡NO a la minería!, ¡no al incremento de la producción petrolera!, respeto a la vida y al territorio de los pueblos y nacionalidades indígenas donde las afecciones a la salud de la población y la destrucción del medio ambiente por las actividades mineras y los constantes derrames petroleros es la tónica diaria. Aunque pedir coherencia política es muy difícil en tiempos cuando la avaricia y la codicia caminan por el territorio ecuatoriano mientras se incrementa la persecución a defensores de la naturaleza: ¿quién responde por su muerte de María Taant, mujer Shuar defensora de la selva? A Guillermo Lasso se le olvidó decir que abrir las puertas a las grandes empresas mineras y petroleras causará muerte, destrucción y mayor será la crisis climática. (O)