Grandiosa obra

Edgar Pesántez Torres

Conocí al doctor Marco Tello Espinoza (1944) cuando empecé a fisgonear lo que decía la prensa, centrándome en los artículos de opinión que se vertían, entre ellos leía a Martel, seudónimo de su columna en el Diario La Tarde. En él observé al columnista escrupuloso en el manejo del lenguaje, un periodista de conducta, de valores éticos y de un interés por decir la verdad con severidad. Así juntaba la alianza de fidelidades entre su conciencia, el lector y la verdad.  

Más tarde descubrí al maestro serio, estricto y puntual. Aun siendo Decano de la Facultad de Filosofía de la UDA, el doctor Marco Tello no abandonó su cátedra de Lingüística y Gramática estructural, transformativa e histórica. Con él asimilé que las asignaturas no se agotan en dos semestres o en cuatro años ni en toda la vida, porque aun así habremos visto un pedazo de ellas. Las tareas que mandaba leía todas y hacía correcciones y observaciones, en antítesis con similares que enviaban trabajos simplemente por rutina.

Por aquel tiempo había escrito “Olmedo, Magia y Fulguración de la Palabra”, “El Fuego del Lenguaje” y “El Verbo: Teoría y Práctica de la Temporalidad”. Con él, Oswaldo Encalada, Carlos Pérez A., Felipe Aguilar, Jorge Dávila, Sara Vanegas…, aprendimos que la educación lingüística y literaria favorecen a la competencia comunicativa y contribuyen al dominio de las destrezas más habituales en la vida de las personas: escuchar, hablar, leer, entender y escribir.

En la Facultad de Filosofía de la U. de Cuenca denunció el estudio “El patrimonio lírico de Cuenca. Un acercamiento generacional” (2004), investigación basada en el método generacional de J.J. Arrom, que terminado lo sustentó para hacerse acreedor al título de Doctor en Filología, tesis que se transformó en libro. Pasado cinco quinquenios y a sugerencia de académicos y literatos, la obra fue revisada y actualizada por el mismo autor con el nombre de “Cuenca: Dos siglos de Poesía. Una Mirada Crítica” (2021). 

Además de haber sido educador de muchas generaciones es tenaz investigador y crítico, que lo evidencia en este libro cumplido en el plano de la mayor serenidad y comprensión, con alta función depuradora. El doctor Tello Espinoza es un hombre culto y versado en literatura y lengua, entonces, quién más que él para ser miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, en donde, como dice el enunciado “ni son todos los que están, ni están todos los que son”. (O)