Puzzle I

Tito Astudillo Sarmiento

Y sí, más allá del ¿qué voy a decir?, ¿a quién voy a decírselo? Y, ¿por qué ha de escucharme?, piezas importantes del puzzle electoral, pero no suficientes para garantizar los resultados del proceso de comunicación y persuasión.

Tan importante como el ¿qué?, ¿a quién?; y el ¿por qué?, es el ¿cómo?; y, por su puesto el canal, la forma en que vamos a construir y distribuir el mensaje.

La narrativa es pieza fundamental del tablero, la técnica del storytelling, el arte de contar la historia, emerge como un factor crítico para el éxito, la historia se convierte en moneda de cambio dentro del campus de la arena político electoral; pero para tal fin, una historia, una buena historia debe conectar, de manera sine qua non, tres dimensiones fundamentales:

La primera es la dimensión emocional, una buena historia es empatía, es conexión emocional, una buena historia construye un vínculo de identidad y pertenencia.

La segunda se relaciona con la innovación, la originalidad, la capacidad para sorprender, para convocar lo inesperado; aquí humor y misterio son elementos fundamentales para lograr el efecto deseado.

La tercera dimensión refiere la capacidad de provocar recordación, una historia memorable que conecta, entretiene, divierte, conmueve y graba, es una historia que identifica, persuade y compromete.

Una historia que conjuga emocionalidad y originalidad para provocar un efecto memorable debe procurar el posicionamiento de una idea, un ideal que juegue a suerte de factor movilizador y convoque la adhesión militante.

Contar la historia de nuestra idea, significa conjugar texto y contexto, convocar la ilusión movilizadora del liderazgo que emerge desde el epicentro de nuestras demandas colectivas, para enfrentar juntos cada reto, superar cada obstáculo y derrotar cada antagonista, para alcanzar las metas, fines y anhelos de todos, de cada uno. (O)