Intensidad comercial

Diciembre, el último mes del año, es un mes diferente para la mayoría de personas, por lo menos en el hemisferio occidental cristiano. El amor y la solidaridad se espera que dominen en este tiempo ya que la llegada de Cristo a la tierra tiene el propósito de lograr la paz mediante el más importante de los elementos del ser humano: el amor. Sin la estridencia de otras celebraciones para intensificar la euforia de la distracción, como el carnaval, se intensifica la alegría al concebir la vida como como una relación afectiva entre todas las personas, al margen de agresividades que pueden degenerar en enfrentamientos armados, la solidaridad busca superar las diferencias mediante acciones pacíficas que construyen en logar de destruir.

En lo práctico, es el mes en el que se intensifica la actividad comercial que, sin necesidad de estudios técnicos, la podemos apreciar al constatar la dinámica de los lugares de venta que no es raro lleguen a aglomeraciones. Si interpretamos con seriedad el mensaje de Cristo, esencial al amor es la renuncia a ambiciones personales para conseguir el predominio de la alegría comunitaria. Una auténtica expresión del amor es compartir con las personas amadas lo que se tiene y una manifestación práctica de esta actitud es el regalo que, sin caer en molestas obligaciones, debe partir de la afectividad que va más allá de las palabras.

Este año tiene una diferencia. Parece que se han dado importantes pasos para superar los efectos negativos del COVID 19 y se retorna a la normalidad lo que, ya de por sí, es un hermoso regalo no material, En navidad, en la gran mayoría de los casos, no se pretende realizar transacciones económicas para el auto enriquecimiento y la explotación de los demás, sino compartir con amor. Esperamos que no haya un revés e interpretemos las limitaciones de la pandemia con una visión solidaria de la economía, desterrando al egoísmo de nuestras vidas.