Los impuestos y el clima social

Bladimir Proaño

El presidente lo que ha hecho en algo más de seis meses de gobierno es escuchar a aquellos que creen que el Estado es malo y el mercado es bueno, que lo público no tiene compostura y que lo privado funciona bien. La crítica que viene luego del correísmo es el excesivo gasto público y con ello el déficit fiscal, por lo tanto, para ello la política fiscal tiene que ser restrictiva: reducir gastos o incrementar los impuestos. Está haciendo ambas cosas. Reflexionando lo segundo, ¿por qué no subió el IVA? Porque sabe que hacerlo, le venía una revuelta social como la de octubre del 2019 y eso significaba desestabilización y disrupción económica.

Sopena el logro de la vacunación, el gobierno quiere demostrarnos que puede ser efectivo en otros objetivos. La vacunación no fue difícil porque nuestra sociedad, no siendo del primer mundo, (Alemania tiene solo el 50 % de su población vacunada), sin embargo, entendió que no solo nos vacunamos por nosotros sino para protegernos entre todos. En el plano de la economía, su ámbito de solución es más complejo, por ejemplo, no atender el aumento salarial esperado ($25 por año, $100 en los cuatro años) y a eso grabar con impuestos a quienes ganan más de $2000, vuelve más sensible el clima social.

¿Por qué no analizó y profundizó mecanismos para recuperar las deudas pendientes por elusión o evasión tributaria? Simple, no quiere distanciarse con los dueños del capital. Pero dejando de lado este aspecto, si preocupado estaba por esta política fiscal, entonces debió plantear un sistema fiscal diseñado desde la idea del bien común tiene que ir más allá de la consideración de los impuestos como meros instrumentos para financiar los gastos públicos. Debería revisarse la tendencia general a los cambios en las tasas de interés y apuntar hacia la ampliación de las bases impositivas, mejorar el tratamiento fiscal de los hogares con salarios bajos y avanzar en la moderación de algunos de sus elementos regresivos. La sociedad debe buscar acuerdos que fortalezcan la ética de los bienes públicos y discernir qué valores se quieren defender con el sistema tributario. No se trata estrictamente de conseguir mayores ingresos para atender las crecientes demandas de los ciudadanos, sino de encontrar la necesaria interacción entre los ingresos y los gastos para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y eficiente. (O)