El Capwell y el COE

Gerardo Maldonado Zeas

La final del campeonato ecuatoriano de fútbol tuvo dos connotaciones especiales. La primera, haberse jugado en una piscina, cuando una lluvia sostenida anegó la cancha del Capwell, supuestamente modernizada. Un campo de juego sin drenaje provocó el asombro de todos, cuando los empleados del club intentaron sacar el agua por los bordes del gramado con tablas, palas y escoba

La segunda connotación, fue mirar las graderías del estadio llenas de público, incumpliendo el aforo autorizado por el COE; aficionados sin mascarillas, e inclusive se comentó que muchas personas, con boleto en mano, no pudieron ingresar al estadio. El COE responsabilizó a la Intendencia la falta de control, pero el pecado original nace del consentimiento sin garantías concedido a la dirigencia del equipo eléctrico, que en el partido por el clásico del Astillero ya incumplió con las normas de seguridad requeridas, y fue sancionado para no jugar con público. Pero se levantó la restricción sin ninguna consideración mayor, por la presión dirigencial y la de ciertos medios de comunicación. Situación como la descrita, seguramente producirá el incremento de infectados por la COVID 19, sobre todo en Guayaquil.

Mientras el gobierno nacional hace esfuerzos inmensos para dotar de vacunas a los ciudadanos, hay personas que se resisten a inmunizarse invocando cualquier pretexto, por convicciones estereotipadas vertidas por charlatanes sin ningún fundamento científico, o simplemente por sentirse “diferentes” al resto, con el agravante de que asisten campantes a todo tipo de actos públicos y privados. Una alarmante bomba de tiempo.

Los próximos días son claves, debido a las festividades de Navidad y fin de año, para cuidarnos, restringiendo las reuniones masivas, y las fiestas sin control. El COE nacional ha tomado medidas drásticas, que afectarán al sector turístico. El mensaje es claro, si no nos cuidamos y volvemos a los excesos, el país en proceso de reactivación se estancará de nuevo. Lo ocurrido en el Capwell el domingo pasado, es una muestra de la poca consideración que tenemos con nosotros mismos, y nuestros semejantes. (O)