2022: Un amanecer distinto

David Samaniego Torres

¿Por qué no? Hemos recibido muchos signos que nos inducen a pensar que nuestras costumbres, con el caminar de los años, se han venido deteriorando entre risas y carcajadas o, al menos, en una atmósfera de inconciencia colectiva. Es que es fácil dejar de pensar en serio cuando todos no lo hacen. Es imposible tomar un camino recto cuando seguimos a quienes van por los atajos. Somos gregarios, nos dejamos llevar de otras conductas y las imitamos sin que medie razón alguna. Pues bien creo que ha llegado un momento no buscado para recapacitar y empezar a caminar por donde siempre debíamos haber ido.

La pandemia obliga a un cambio radical de la manera ya tradicional de celebrar la Navidad y el fin de año. Aglomeraciones, quema de años viejos, desenfreno callejero, fogatas y algo más es hora que dejen de ser parte de nuestro folclore. Las circunstancias han cambiado. La naturaleza pide más respeto. Es necesario desandar aquellos tramos que nos condujeron al irrespeto. Es menester que retornen alegrías más sentidas y una fe profunda que inviten al sano regocijo y a la quietud del espíritu.

A quienes lean estos renglones les pido hacer suyos frases, refranes y modismos variados que invitan a reflexionar y cambiar de actitudes. La terquedad que perjudica a la colectividad y a la naturaleza debe ser desterrada. ´No hay mal que por bien no venga´. ´Más vale tarde que nunca´. ´Hacer y deshacer todo es hacer´. ´El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino´. ´No esperes que todo cambie si tú sigues siendo el mismo´. Les invito a interiorizar estas frases que recogen historia y marcan caminos. La mente, la reflexión y las decisiones tienen un rol intransferible en todo cambio sustantivo. Querer es poder.

De muchacho una horqueta (pallca) fue mi arma predilecta de entretenimiento. Con mis hermanos y mis primos fuimos el terror de toda ave que se asomaba: palomas, mirlos, chugos y hasta colibríes los cazábamos con gusto; nos sentíamos triunfadores y felices al hacerlo. Aquello de ave que vuela a la cazuela era nuestro código que todo lo justificaba. Pero, cambiaron los tiempos. Vinieron nuevas cosmovisiones. Me hice amigo de la naturaleza. En el atardecer de mi vida un centenar de aves entre palomas, loros, colibríes, azulejos y tilingos conviven con nosotros. Es posible cambiar, es necesario hacerlo, ha llegado la hora. (O)