Dimensiones del amor

La navidad es la fiesta del amor por excelencia, como una actitud del ser humano hacia las demás personas; en la vinculación con la realidad humana no nos limitamos a razonar. Elemento fundamental en nuestras existencias es la vida afectiva que se caracteriza por la adhesión o rechazo a determinados elementos de la realidad, sobre todo humanas. Su carencia se manifiesta en indiferencia en la que la vinculación afectiva o no existe o carece de importancia. En los quehaceres y actividades cotidianas, con diferentes niveles de intensidad, está siempre presente el amor entendido como sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno y que se traduce en busca en comportamientos para lograrlo.

Según el tipo de relación, existen diferentes dimensiones del amor. El enamoramiento es una forma intensa hacia alguna persona con la que buscamos identificarse para conformar una familia con presencia de la relación sexual; cuando se da, cada uno de los que se aman están dispuestos a renunciar a todo para lograr la felicidad del ser amado con el que se busca unificar las vidas. En la familia opera el amor filial; para lograr el desarrollo armónico de sus integrantes que constituyen el elemento básico del ordenamiento social. La amistad es otra manifestación en la que predomina la solidaridad partiendo de afinidades de diversa índole.

Esencial en el cristianismo es el amor al prójimo entendido como todos los integrantes de la humanidad, sin personalizaciones. Lo contrario al amor es el odio que busca la destrucción de los odiados. El amor al prójimo es constructivo por naturaleza y la meta es el bienestar global al margen de individuos concretos. En la historia han operado el amor y el odio, siendo las guerras la expresión más negativa de lo segundo cuya meta es la destrucción. La navidad exalta el amor universal para que nuestras acciones se manifiesten en obras constructivas para todos. Qué bueno sería que el espíritu navideño opere todos los tiempos.