La Inmaculada, un barrio de “luthiers” en Cuenca

Fabricar y restaurar instrumentos es una de las aficiones de los hermanos Luis y Ángel Pugo. El gusto por la música lo han cultivado desde la niñez

Luis Pugo sostiene un violonchelo fabricado con madera nacional. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Leyendo el libro “El Secreto del Nilo”, mientras su perrito de raza mestiza “Chiringa” juega con sus zapatos, Ángel Pugo pasa con su hermano Luis. Ellos viven en una casa de adobe y teja que, según dicen, tiene unos 100 años de antigüedad y está ubicada en el barrio La Inmaculada, al noroeste de Cuenca.

Los dos hermanos se dedican a la elaboración y restauración de instrumentos musicales desde hace algunas décadas.
Ángel, de 67 años, cuenta que su pasión por la música nació desde muy pequeño y fue creciendo hasta llegar al Conservatorio en donde estudió piano y flauta traversa. Antes, culminó la primaria en la escuela Cornelio Merchán.

Su curiosidad e interés, fusionado con el oficio de ebanista que aprendió con los años, le sirvieron para comprender el funcionamiento de diferentes instrumentos musicales y fabricarlos con su sello de calidad personal.

Ángel Pugo, a menudo, repasa música junto con su hermano. Xavier Caivinagua/El Mercurio


Empezó a elaborar guitarras, flautas, violines, aunque “al inicio me salieron mal ‘hechitos’, a veces dañándolos, pero poco a poco fui perfeccionando la técnica”. 

Con el paso del tiempo se especializó en el arreglo de pianos, a tal punto que es uno de los contados especialistas que conoce del arte. Sin embargo, reconoce que el arreglo de dichos instrumentos musicales es complejo, hasta que la persona se familiariza con los elementos y piezas, desde los empaques hasta martinetes. “El mecanismo es un sistema tan complicado, pero a la vez hermoso para que los sonidos sean precisos”, comenta.

Luis Pugo, en cambio, se dedica desde hace 47 años a la elaboración y restauración de violonchelos, contrabajos, violines, arpas… “Estoy a la altura de cualquier fabricante o gran maestro de estos instrumentos musicales. Claro, todo esto es producto de muchos años de experiencia”.

Al igual que su hermano después de concluir sus estudios primarios (en la escuela Rafael Aguilar) se dedicó a la ebanistería, oficio que le ayudó a adentrarse en este mundo.

“Mis trabajos son valorados, las personas que visitan mi taller salen contentas por el trabajo garantizado que realizo, pues prácticamente doy vida a instrumentos musicales, algunos inclusive con más de un siglo”.

Pugo, de 65 años, también sostiene que lametablemente hoy en día estos objetos se fabrican en serie, lo que les perjudica a los artesanos que realizan su trabajo totalmente a mano.

“Pocas personas, entre ellos los grandes músicos, valoran el tiempo que invertimos; así como la calidad y el material que utilizamos en cada una de nuestras creaciones, ya que nuestra madera ecuatoriana también vale”.

Solamente en la fabricación de un violonchelo, Pugo se demora entre cuatro a cinco meses. “El trabajo es largo, pero detallado. Prefiero hacerlo solo, en ese sentido soy egoísta, porque me gusta elaborarlo a mi modo, buscando siempre la perfección.


Los secretos del maestro


Los secretos del maestro Luis Pugo se encuentran en el amor y sabiduría que pone en cada una de sus creaciones”.

Sus conocimientos los adquirió a nivel personal, pero los amplió en otros países como Bolivia y Francia. “Me preparé bastante, viajé mucho para conocer a detalle cómo fabrican los instrumentos musicales. He aprendido e ido recopilando conocimientos de artesanos y músicos…Lo importante es que cada día seguimos aprendiendo algo nuevo”.

A la par, los hermanos Pugo repasan música a menudo, especialmente la Latinoamericana con instrumentos como zampoña y quena. “Siempre hemos compartido nuestra afición con amigos de otros países como: Alemania, Francia, Bolivia, Perú, Chile, porque la música es universal y nos une”.

En total son diez hermanos, uno fallecido. Otros residen desde hace años en Estados Unidos. (I)

Sobre el barrio

– El barrio, que se encuentra al noroeste de Cuenca, se caracteriza por una gruta de la virgen La Inmaculada, ubicada en la avenida Abelardo J. Andrade.

– El sector combina una arquitectura rústica y urbana con casas antiguas y modernas; sobresalen sus coloridos paisajes e impresionantes miradores.

– El barrio fue creciendo desde que el centro comercial Racar Plaza entró en funcionamiento; ahora hay tiendas, peluquerías, ferreterías y otros negocios.

– Edison Cusme, dueño de una tienda, solicita mayor patrullaje policial por la inseguridad que se vive en el lugar; además, reparación de la vía principal.