El uso de la fuerza

Análisis político Marco Salamea Córdova

Una característica esencial del Estado es la de que, en la sociedad, es la única institución que ostenta el monopolio del uso de la fuerza física; un uso que, en el caso del Estado moderno, se vuelve legítimo (es decir considerado como válido o aceptado) a partir de que esa fuerza se ejerce al amparo de la norma legal o ley. Por esto el famoso sociólogo alemán Max Weber decía que lo característico de la autoridad del Estado moderno era su legitimidad racional o legal

Ese uso legítimo de la fuerza física, por parte del Estado, está a cargo de instituciones de como la policía y el ejército; de forma que cuando hay miembros de estas instituciones que utilizan la fuerza al margen de lo que establecen las leyes, se caería en un uso arbitrario o ilegal de la fuerza y, por lo tanto, ilegítimo,

Cuando esto último sucede el Estado no sólo que vería afectada su legitimidad legal, sino incluso moral; pues se supone que quienes actúan al margen de la ley, usando incluso una violencia ilegítima, son los denominados delincuentes; a los cuales el Estado debe precisamente combatir desde la legalidad y, al respetar esta, desde la autoridad moral. No se puede poner el Estado en el mismo plano del que viola la ley, no puede combatir los delitos cometiendo delitos.

Cabe esta reflexión conceptual a propósito de la discusión, que se da en Ecuador, sobre el incremento de la delincuencia y la necesidad de que la Fuerza Pública actúe con eficacia frente a este fenómeno. El uso progresivo de la fuerza tiene que darse en el marco de la Ley, lo que incluiría el uso de armas letales en casos extraordinarios previstos también por la Ley; pues en nuestro país no hay la pena de muerte, y si la hubiera tendría que seguirse antes el debido proceso judicial y luego de eso sentenciar con esa pena.

Por esto mismo es ilegal también la mal llamada “justicia por mano propia”, que en realidad resulta venganza por mano propia; una situación que, cuando se da, revela el fracaso de la autoridad estatal para garantizar el orden y la legalidad en la sociedad, y el regreso a prácticas inhumanas anteriores a la existencia del Estado, donde cada quien imponía su propio “orden” y su violencia.

Por lo demás, la delincuencia y la criminalidad tienen profundas causas sociológicas. (O)