El mundo del amor

Hernán Abad Rodas

Una lacerante realidad es que, nos hemos obsesionado con la cabeza. Toda nuestra educación y nuestra civilización, están obsesionadas con la cabeza porque con ella hemos hecho una gran cantidad de avances tecnológicos.

Me pregunto: ¿Qué puede darnos el corazón? En efecto, no puede darnos tecnología avanzada, una gran industria, ni dinero; pero puede darnos alegría, paz, una sensibilidad intensa por la belleza, la música, la poesía etc.

El corazón puede guiarnos por el MUNDO DEL AMOR y finalmente por el mundo de la oración, pero estas cosas no están sujetas al comercio. No podemos hacer crecer nuestras cuentas bancarias a través del corazón, no podemos pelear guerras terribles, ni hacer bombas atómicas.

El corazón sólo sabe cómo crear, y la cabeza usada para el egoísmo, la codicia y la falsedad es destructiva. Casi toda nuestra educación en los tiempos modernos donde se impone el materialismo ha sido confinada a la cabeza.

A menos que el ser humano se equilibre y que el corazón y la cabeza crezcan juntos, permaneceremos en la desolación, y ésta seguirá auemntando. Conforme más, nos atengamos a la cabeza, y nos olvidemos de la existencia del corazón, tendremos cada vez más desolación.

El paraíso pertenece al corazón. Sin embargo, el corazón ha sido olvidado completamente; ya nadie entiende su lenguaje. Entendemos la lógica, pero no entendemos el amor. Entendemos las matemáticas, pero no la música.

Hoy más que nunca, lo creativo está perdiendo su fuerza y lo productivo se está convirtiendo en la meta de la vida. En vez de valorar la creatividad, valoramos la productividad: hablamos sobre como producir más. La producción puede darnos cosas, pero no puede darnos valores.

El hombre al endurecer su corazón, ha perdido la pulsión poética, creativa, o bien ésta ha sido asesinada. Estamos demasiados interesados en los bienes mercantiles, en las baratijas, en hace más objetos. La producción tiene que ver con la cantidad y la creación con la calidad.

El remanso de paz está en ese maravilloso lugar que es el corazón, en el que se encuentran todas las cualidades divinas, como el amor, el afecto, la fuerza, la intuición, la alegría, la gratitud. Cuando vivimos en este remanso de paz que es el Yo superior, somos libres para disfrutar lo mejor que pueda ofrecernos la vida, la paz y la euforia colmarán nuestro corazón, saldremos de la sombra y descubriremos la esencia de una vida positiva. (O)