Verónica Guazhambo marca un hito en el arbitraje azuayo

Verónica Guazhambo (2da. Izq.) en uno de los compromisos de la Superliga Femenina. Foto cortesía.

Thiago es el motor que le impulsa a saltar la barrera por más alta y difícil que se vea. Es aquella bendición que le ayudó a nadar contracorriente y a enfrentarse a vientos huracanados que no faltaron en su vida cuando se convirtió en madre a sus 19 primaveras.

El pequeño de seis años es la luz que da brillo a los ojos de Verónica Guazhambo, oriunda de la parroquia Sayausí, quien a finales de enero recibió la escarapela FIFA convirtiéndose en la primera árbitra central azuaya con certificado internacional. Años atrás la cuencana Dayana Paredes tuvo dicha distinción, pero como árbitra asistente.

“Verito” no deja de agradecer a Dios y a la Virgen del Cisne porque en solo cuatro años -desde que incursionó en el arbitraje- ascendió a la Segunda Categoría, obtuvo el gafete FIFA y estará en el Campeonato Sudamericano de Fútbol Femenino Sub 17 a desarrollarse en Uruguay del primero al 19 de marzo. Integra la terna ecuatoriana designada por la Conmebol junto con Josselyn Romero y Stefanía Paguay. 

“Thiago entiende muchas cosas. Nunca he estado tan lejos de él por 20 días, pero sabe que hago esto porque sé a donde voy, sé lo que quiero y sé que mi hijo va a tener un mejor futuro”, dice en diálogo con El Mercurio desde la ciudad de Portoviejo.

Como preparación para el certamen sudamericano, la Comisión de Arbitraje decidió concentrarlas en la capital manabita para que se integren al inicio de pretemporada de los árbitros de la Primera B. La revisión de aspectos técnicos, tácticos, reglamentarios y videos test, son parte de las sesiones diarias.

Carácter, perseverancia y disciplina son algunas palabras que definen su forma de ser. Aún recuerda que hace dos o tres años la Comisión Nacional de Árbitros la invitó a una pretemporada. Era una desconocida frente a colegas de amplia experiencia, pero se reveló como una gran prospecto al aprobar la prueba física de los varones.

“No es que he sido deportista”, confiesa. Incluso no le atraía el atletismo. “Eso de andar corriendo, de sentir dolor en el cuerpo, de cuidarse en las comidas, no va conmigo”, pensaba.

No obstante, poseía un buen físico producto de su trajín diario. Tenía que caminar un kilómetro para tomar el bus que le lleve a la universidad y luego emprender la carrera para llegar a tiempo a las clases. La ceremonia era casi la misma de regreso a casa.

Una vez que ingresó al arbitraje el profesor José Quizhpe le ayudó en la preparación física y a mejorar su velocidad. Hoy su meta es aproximarse a los tiempos que imponen los varones en las diferentes pruebas físicas. Y va por buen camino.

Por ejemplo, los varones deben repetir seis piques de velocidad máxima de 40 metros en menos de seis segundos. Las mujeres tienen la posibilidad de hacerlo en 6.20 segundos.

Guazhambo promedia los 5.50 segundos, nada mal, pero tampoco óptimo para alguien que aspira llegar a Primera División donde “obligatoriamente” debe aprobar las pruebas físicas con tiempos destinados para los varones. 

Después de dicha prueba explosiva y de un descanso de dos minutos, empieza la prueba intermitente en una pista atlética de 400 metros. Los varones deben correr 75 metros en 15 segundos y descansar los siguientes 25 metros en 18 segundos. Esta rutina deben repetir hasta dar diez vueltas a la pista. Las mujeres tienen permitido correr los 75 metros en 17 segundos y caminar los 25 metros en 20 a 22 segundos.

“Yo me ponía de mal carácter cuando en los entrenamientos los varones me dejaban lejos… Ellos decían recién estamos calentando y yo ya me estaba muriendo. Pero uno tiene que ir fortaleciéndose y pelear hasta el último”.

Guazhambo decidió este año dedicarse por completo al arbitraje y a su rol de madre. “La escarapela que me la dieron, voy a cuidarla, pero es algo que no siempre se va a quedar con uno”, reflexiona.

Por eso, a su regreso de Uruguay, espera tener una fecha para sustentar la tesis y recibir el título de Licenciada en Ciencias de la Educación, especialización Cultura Física, en la Universidad de Cuenca.

Su objetivo es ser docente para tener un ingreso fijo porque “el arbitraje es ingrato”. Es consciente que un error puede sentarla, privarla de designaciones y quedarse sin ingresos por un determinado tiempo.

Por ahora aleja los pensamientos negativos y está feliz de experimentar su primera salida internacional. Se prepara concienzudamente en todos los ámbitos para representar de la mejor manera al país y a las más de 100 árbitras que hay en el Ecuador. (BST)-(D)