¿Final feliz?

Claudio Malo González

Con optimismo, voceros del gobierno anuncian que a corto plazo, las demasiado molestosas restricciones del COVID-19 pasarán a la historia del fastidio y se han dado ya algunos pasos. En un pasado cercano hemos sido testigos de estos anuncios optimistas, pero luego del retorno a la normalidad del feriado de noviembre y las navidades han retornado las restricciones, es decir “quedamos con las narices largas”. Este anuncio se hace en las cercanías del carnaval en el que los festejos colectivos se intensifican, al margen del tipo de actividades aglomerantes.

El anuncio tiene nuevos fundamentos, no se dice que este enemigo invisible ha sido totalmente derrotado, se cree que la variante ómicron, predominante en nuestro país, tiene efectos mucho más tolerables que algunas de las anteriores que conducían a cuidados intensivos. En otras palabras, así como hemos aprendido por largo tiempo a coexistir con las gripes y aceptarlas como molestias transitorias, algo similar ocurrirá con este enemigo que dejó estupefactos a todos los niveles, desde los más elevados científicos hasta los de la vida cotidiana, si bien por las redes sociales aparecieron supersabios desconocidos que todo lo conocían.

La historia de la humanidad se ha caracterizado por el descubrimiento de nuevos enemigos de diversa índole, que inicialmente se consideraban desastrosos, pero luego de un tiempo, nos hemos adaptado a su existencia y hemos modificado nuestros hábitos. Lo sorprendente son las novedosas características de este agresor que dejaron patidifusos a sabios y gentes comunes.

De estas experiencias debemos aceptar los efectos positivos que se dan inclusive en grandes tragedias: aprender a adaptarnos a estas innovaciones superando pesimismos y fatalismos. (O)