Salud social

El poder radica en el pueblo, es hora de preocuparnos de la salud colectiva, desde la base comunitaria identificando procesos locales. Quienes aspiren a dignidades de juntas parroquiales, concejalías, alcaldías y prefecturas a mostrar proyectos en sus jurisdicciones relacionadas con la salud de sus poblaciones, para que juzguen los electores sus posibilidades en las urnas, lejos de cantos de sirena que ofrecen el oro para sus apetitos egocéntricos, que la realidad nos muestra diferentes, dado el sufrimiento de enfermedades endémicas respiratorias, diarreicas, desnutrición infantil, vectoriales, etc. Como patologías sociales, que debe evaluarse su prevalencia en las elecciones, que de hacerlo seguramente tendrían dificultades en su aprobación en el Azuay y el Cantón Cuenca.

Son obligaciones disponer de diligentes servicios preventivos y curativos en el Ecuador, evitando su deterioro, más los ciudadanos nos encontramos con dificultades en su utilización, especialmente en los reparativos que de manera reiterada se escuchan reclamos insistentes, con oídos sordos, a estas alturas del gobierno central que pronto cumplirá una año de gestión sin intuir las soluciones para responder a los requerimientos de los pacientes, como el no abastecer de insumos y medicamentos en sus unidades, tanto en los dependientes del Ministerio de Salud y del Seguro General. Cuando hablan las autoridades se quejan de las anteriores administraciones, pero paradójicamente no dan soluciones pertinentes a vista y paciencia de la comunidad, que está perdiendo su escuálido conformismo.

Se elevan los impuestos e incrementa el precio del petróleo y se merma el déficit, pero no se invierte en las necesidades de la población especialmente de la empobrecida y sin trabajo, que debe hacer piruetas para llevar alimento a sus familiares, sin protección relevante del cuidado de la salud, con excepción obvia del programa de vacunación cuyo éxito ha favorecido la movilidad. Sin embargo, la pandemia nos encuentra con unidades sanitarias llenas de dificultades, que no han sido repotenciadas para la atención ciudadana. ¿Hasta Cuándo la inercia? (O)