La aplanadora de la vergüenza

Gerardo Maldonado Zeas

La bochornosa sesión de la Asamblea del jueves de esta semana y la suspensión de la misma por parte de la presidenta Guadalupe LLori, demuestra que la “aplanadora de la vergüenza” comandada por UNES, los radicales de PK y algunos socialcristianos al mando de Esteban “baby” Torres haciendo honor a sus ancestros, pretenden caotizar el país, romper con la frágil institucionalidad del Ecuador, cambiar al CAL, ir por el CPCCS, y al final conseguir la cereza del pastel, nombrando al tan ansiado Contralor a la medida de sus intereses.

Una putrefacta democracia ecuatoriana, es la consecuencia de lo que se construyó en la Constitución de 2008, cuando se hizo creer a los cientos de miles de ingenuos ecuatorianos que consagrando al CPCCS tendrían voz, presencia y decisiones. Una marejada de ridículos mecanismos, por su ineficacia, como las veedurías ciudadanas, los grupos activados para llegar a ser escuchados, la socialización de las propuestas en el marco de supuestos puentes, para llegar arriba. Si hasta el cura Tuárez, hoy en la cárcel, llegó a estar en el CPCCS por obra y gracia de su dudoso cuello clerical, y pretendió destrozar el avance en recuperar los organismos de control cooptados por el correismo, de los golpistas de ahora no se puede esperar menos. Nada ha funcionado, y el ciudadano es el menos beneficiado.

Salvo honrosas excepciones, esta Asamblea es de una mediocridad que espanta. Los representantes del Azuay tienen uno que otro chispazo de participación; están entre la conspiración, la votación pendular, y el silencio absoluto. Y de esto ya vivimos en los periodos anteriores, pero no aprendemos. Será porque al ciudadano común ya le importa muy poco su educación política, y más bien se sienta en primera fila a mirar este circo, entre rabia y resignación.

A algunos no les gustará, pero creo que es el momento de pensar seriamente en la “muerte cruzada”, ese mecanismo perfectamente aplicable en los días en los cuales la ingobernabilidad se manifiesta de cuerpo entero. El correismo, y sus aliados naturales, no descansarán hasta lograr que la impunidad, y el perdón a quienes públicamente participaron en actos de corrupción, se aplique a plenitud. (O)