¿Qué candidatos queremos?

Hugo Lucero Luzuriaga

A propósito que este mes se inició el año electoral a terminarse en febrero de 2023, en donde elegiremos prefectos, alcaldes, concejales y miembros de las juntas parroquiales, creemos oportuno, importante y necesario pensar qué es lo queremos para nuestro pueblo teniendo presente las nefastas experiencias vividas.

Comencemos mencionado que todos los llamados ciudadanos estamos en la obligación de votar, anotando que la mayoría lo hace solo por disponer del certificado de votación que le servirá para todo trámite incluso para morirse y enterrarse, ni que decir divorciarse; debiendo aceptar que la mayoría vota emocionalmente y el que gana el puesto las más de veces llega solo a aprender, por ende, debemos repensar el qué queremos para nuestra colectividad.

La nueva autoridad debe ser una persona que no nos avergüence por su escasa o nula preparación y educación, que posea conocimientos sobre administración y el cómo cuidar a su comunidad. No queremos una autoridad que nos avergüence con un grillete en el tobillo y con antecedentes de corrupción o impunidad, además que el membrete de su movimiento no sirva para disfrazar mentiras o camuflar ambiciones. No queremos candidatos y obvio autoridades que solo sirvan para posar en las redes sociales, chatear, “tik- tokiarse” y hasta lucir.

No queremos candidatos que muestren sonrisas forzadas o trastocadas en sinnúmero de lonas que cubran casas y edificios de la ciudad, como tampoco personajes del deporte, la farándula y afines que desconocen de administración local y regional.

Necesitamos líderes que recorran la ciudad y provincia, generando soluciones sostenibles y no gestionados favores, necesitamos autoridades que se deslinden de su partido para ejercer un compromiso cívico con la sociedad. En definitiva, queremos lideres que con conocimientos trabajen evitando convertirse en pasantes pasajeros cobra sueldos o improvisados que ofenden la gloriosa historia de los pueblos.

Tenemos tiempo para pensar y repensar y no nos olvidemos que solo el humano tropieza 2 veces en la misma piedra. (O)