Greenpeace alerta sobre «graves peligros nucleares» de la guerra en Ucrania

La ong ecologista Greenpeace advierte sobre los «graves peligros nucleares» que implica la guerra en Ucrania, tras el bombardeo por parte del Ejército ruso sobre la ciudad de Zaporiyia que ha incendiado instalaciones auxiliares de la central nuclear homónima.

Desde esta organización se condenan «energéticamente» los ataques rusos contra Zaporiyia, que han provocado incendios en las inmediaciones de la central nuclear más importante de Ucrania, unos fuegos que fueron extinguidos horas después sin producirse, según la ONU, ningún escape radiactivo.

Greenpeace también condena las acciones contra los ciudadanos de la urbe vecina de Enerhodar y ha alertado de las «consecuencias catastróficas» de los ataques, ya sean accidentales o deliberados.

«Los quince reactores nucleares del país dedicados a la generación eléctrica, entre ellos esta planta, la más grande de Europa, están en riesgo de sufrir daños potencialmente catastróficos que podrían dejar parte del continente europeo, incluida Rusia, inhabitable durante décadas», asegura la organización en un comunicado.

Un estudio de Greenpeace analizó recientemente el caso concreto de esta central nuclear, que en 2020 produjo el 20 % de la electricidad de Ucrania y en la que hay «seis grandes reactores y seis piscinas de refrigeración con cientos de toneladas de combustible nuclear altamente radiactivo».

Conforme a este estudio, la seguridad de Zaporiyia está «gravemente comprometida por la guerra», pues, aunque se considera «poco probable» que la planta sea un objetivo deliberado, «dado que la liberación nuclear podría contaminar gravemente a los países vecinos, incluida Rusia», sí pueden producirse accidentes que dañen no solo el reactor, sino también los sistemas de apoyo de la central: «la presencia permanente de personal cualificado, energía, acceso a agua de refrigeración, repuestos y equipos».

Al respecto, detalla que, «incluso sin daños directos a la planta, los reactores dependen en gran medida de la red eléctrica para operar los sistemas de refrigeración, de la disponibilidad de técnicos y personal nucleares y del acceso a equipos pesados ​​y logística».

«En el caso de un bombardeo accidental y ciertamente en caso de un ataque deliberado, las consecuencias podrían ser catastróficas, mucho más allá del impacto del desastre nuclear de Fukushima en 2011», según estos activistas, que piden el fin de la guerra como solución a la «amenaza nuclear sin precedentes» que plantea la invasión militar.

«Por primera vez en la historia se está librando una guerra importante en un país con múltiples reactores nucleares y miles de toneladas de combustible gastado altamente radiactivo», señala Jan Vande Putte, coautor del análisis de riesgos de Greenpeace, quien agrega que «la guerra en el sur de Ucrania, alrededor de Zaporiyia, pone a todos los reactores en mayor riesgo de sufrir un accidente grave».

Por ello, agrega, «mientras esta guerra continúe, la amenaza militar para las plantas nucleares de Ucrania permanecerá». EFE