Investidura en su cumpleaños 97

Edgar Pesántez Torres

Aún recuerdo algunas teorías de la personalidad impartidas en la Universidad por el deslumbrante profesor Gustavo Vega Delgado, hoy meritísimo rector de la Universidad Internacional del Ecuador -UIDE-, entre estas las escuelas conductivista, gestáltica, psicoanalista, cognitivista, humanista… En todas advertí dos orientaciones antagónicas: el del pesimista, a quien le resulta penosa hasta la obligación de respirar y el optimista, que percibe continuamente una sensación placentera y disfruta de los alardes de luz, la belleza y el trabajo.

Del primero conozco a muchos con ribetes ilustrados, que no pasan de ser adulados en el poder, luego retornan al légamo donde salieron, o pasan al ostracismo. También de aquellos que llevan el germen de rebeldía, justicia, paz y amor por los demás. Uno de ellos es el ilustre e ilustrado doctor José Guillermo Aguilar Maldonado, a quién la UIDE, a través de la Facultad de Ciencias Médicas de la Salud y la Vida que preside el doctor Bernardo Sandoval Córdova, le acaba de conferir la condecoración ad honorem Doctor Honoris Causa, a sus 97 años que justamente los cumple hoy: ¡Feliz cumpleaños maestro de la vida! Ud. es un hombre maravilloso, lleno de sabiduría, de paz y con un corazón enorme! Que la disfrute con el amor de su vida la “Tía Lulú”, condecorada con la presea “Promujer adalid de Cuenca”.

En la velada del día 9, en uno de sus hogares, el Colegio de Médicos del Azuay, del que fue su fundador, recibió solemnes frases por el Rector y Decano de la UIDE, por el académico de la lengua Felipe Aguilar y por su predilecto sobrino Aurelio Maldonado, quien, además, leyó el discurso de gratitud del homenajeado: hombre histórico, merecedor de la gratitud histórica. Hubo un momento que a los presentes hizo que les caiga gotas de sentimiento por las mejillas, cuando en voz trémula dijo estar “hechos bolas” por tanda munificencia y reconocido por los “aplausos a la ancianidad”

El Honoris Causa es en reconocimiento a su actividad multifacética, especialmente en los campos médico, gremialista, periodístico, cultural y de valores tradicionales. Sostengo que la vida es un bien y por tanto hay que gozarla con gratitud a Dios, a la naturaleza y a personas como Guillermito. En la cima de su existencia quiero decirle que la vida significaría poco y la muerte nada, si las actitudes y acciones no trascendieran: ¡Las suyas trascenderán más allá de su presencia física!  (O)