Lío por las amnistías

Análisis político Marco Salamea Córdova

La decisión tomada por la Asamblea Nacional, de conceder amnistía a 268 personas por delitos calificados como políticos, ha recibido cuestionamientos por parte de sectores políticos que no están de acuerdo con dicha decisión, comenzando por el Gobierno.

Sin embargo, más allá de los sesgos y pasiones que son propios de las opiniones y de los discursos políticos hay que tratar de analizar, con la mayor objetividad posible, si esa decisión tiene connotaciones de legalidad y de legitimidad.

En cuanto a la legalidad, el artículo 120 de la Constitución de la República, en su numeral 13, establece como atribución de la Asamblea Nacional: “Conceder amnistías por delitos políticos con el voto favorable de las dos terceras partes de sus integrantes”. En este caso los votos necesarios eran 92 y se obtuvieron 99. Si bien por razones políticas se puede no estar de acuerdo con la decisión o su forma, se trata de una decisión legal; tan legal como el indulto dado hace días por el Presidente Lasso a cientos de presos por delitos comunes.

En cuanto a su legitimidad democrática, es propio de regímenes democráticos contemplar la posibilidad de amnistiar o perdonar a personas que, por razones políticas, han cometido acciones que rebasan las normas jurídicas; como por ejemplo, realizar protestas violentas o actos de rebelión contra un Gobierno. Estas acciones ocurren en diversos países y han ocurrido también en Ecuador. Incluso, en nuestro país, tres Presidentes impopulares fueron defenestrados como producto de rebeliones populares, acciones políticamente ilegales ciertamente (o delitos políticos), pero que no llevaron a procesar o encarcelar por esto  a cientos de miles o millones de ecuatorianos, dándose con esto una especie de “amnistía de hecho”, pues esas acciones políticamente ilegales fueron profundamente democráticas, ya que el pueblo (que es el soberano en democracia) expresaría su voluntad en las calles.

Si no hubiera tanta polarización política en Ecuador, y el apasionamiento que esta conlleva, no estaríamos ante un escenario en el cual una amnistía puede provocar más lío político; mas vale podría ser visto como una oportunidad para un necesario reencuentro nacional, sobre todo en el marco de un régimen que habla del “encuentro”. (O)