¿Educar para la violencia?

Gonzalo Clavijo Campos

En un reciente estudio desarrollado en nuestro país se determinó que casi el 40% de los niños, niñas y adolescentes recibe un trato violento por parte de sus padres, el 26% por sus profesores, el 60% es testigo de peleas entre alumnos, y 4 de cada 10 se sienten inseguros en el transporte público.

Por cierto, violencia no es solo la que aparece en las noticias policiales con asaltos, crímenes, sicariatos cada vez más frecuentes, sino también la violencia social, económica y política. Aquella que ejercen los poderosos sobre los más débiles, las minorías acomodadas sobre las mayorías pobres, cuando unos pocos arrebatan recursos del estado, restando la posibilidad de una vida digna al pueblo. Pero sabemos también de violencia e intimidación a nivel doméstico, en nuestros propios hogares.

No se trata de echarle la culpa de la violencia social a los padres y mucho menos a las madres, pero si es necesario reflexionar en cómo los padres contribuimos a ella educando con métodos violentos. Si bien los niños, en general, son golpeados mucho menos que en el siglo pasado, siguen siendo absolutamente normales las palizas o los cocachos de los padres hacia los hijos.

Antaño  castigar era una de las tareas que tenían los papás, era común la expresión: ¡ya vas a ver cuando llegue tu padre!,  sin embargo hoy las palizas han alcanzado la “equidad de género”, siendo las madres las que pegan también ahora.  No se entiende  que el castigo corporal no educa, provoca graves y traumáticos daños: se asocia con una mayor probabilidad de padecer trastornos mentales, intentos de suicidio, embarazos no deseados y consumo de drogas en la edad adulta.

Enseñamos a usar la violencia con los más débiles, con los más chicos, con los que dependen de nosotros, usar la violencia con los que “uno ama”. Estas “enseñanzas” están en la base de la violencia familiar, de la violencia de género y de la violencia social que tanto reprochamos.

¡Nuestra vida social inicia desde temprana edad, en compañía de hermanos y padres. Pero son los padres quienes moldean nuestro futuro. Por este motivo, cuando los padres son violentos definen patrones y conductas que nos afectarán en cada etapa de nuestro desarrollo,  por siempre! (O)