El ministro de Sanidad belga, Frank Vandenbroucke, aseguró que está «un poco preocupado» por la percepción que observa entre la población de que la pandemia ha terminado, después de que Bélgica relajara las restricciones a principios de marzo.
«Estoy un poco preocupado. Con (…) el levantamiento de una serie de medidas, la gente piensa que el virus es cosa del pasado», dijo Vandenbroucke en una intervención ante el Parlamento belga.
El ministro destacó que las cifras de hospitalizaciones han vuelto a aumentar, lo que «demuestra que la epidemia no es cosa del pasado», y dijo que aunque la situación epidemiológica esté hoy en día controlada «no significa que después del verano no volvamos a estar bajo la tormenta».
Por eso, apeló a una «cultura positiva» sobre el uso de la mascarilla.
El uso de la mascarilla en interiores dejó de ser obligatorio en Bélgica el pasado 7 de marzo, salvo en contadas excepciones como en el transporte público, los hospitales y las residencias de mayores, pero en bares y restaurantes, escuelas, cines o tiendas ya no es necesaria.
El Gobierno belga ha eliminado prácticamente todas las restricciones por la pandemia, de forma que la hostelería ya no tiene limitación de horarios y tampoco se exige el certificado covid para acceder a los locales.
La media de ingresos hospitalarios es de 169 al día en la última semana, según los datos publicados hoy por el instituto público Sciensano, lo que supone un aumento del 11 % con respecto a la semana anterior.
También han aumentado los casos de covid, con un promedio de 9.953 al día, lo que representa un incremento del 25 % respecto a la semana anterior.
Por contra, los fallecimientos han descendido un 15 % en la última semana, con una media de 16 personas al día.
En una población de 11,4 millones de habitantes, el 61 % de los belgas tiene ya la dosis de refuerzo, si bien existen diferencias entre las regiones del país, que van de una cobertura del 47 % en Bruselas al 84 % en Flandes (norte del país), pasando por el 66 % en Valonia (sur). EFE
