Señor Vicepresidente:

Marco Carrión Calderón

Pretendo dirigirme a usted, con todo respeto. Y lo hago con la sincera y honda preocupación porque la atención médica en el país no acaba de rectificar rumbos a pesar de su empeño por enderezar rumbos y hacer que el sistema sirva de manera eficiente a la colectividad, especialmente, claro, a la más pobre y desvalida que comprende a la mayoría de ciudadanos.

Todos hemos sido testigos de su meritorio empeño por enderezar el funcionamiento de las unidades médicas de servicio público. Desgraciadamente las cosas no han mejorado, al contrario, si no es que siguen igual, hasta han empeorado.

Algo muy clamoroso es que el gobierno sigue secuestrado y prisionero del correato y del morenato. Sus funcionarios corruptos e ineficientes continúan mangoneando y haciendo mal su trabajo. Cuando las reiteradas quejas de la gente de que no hay medicinas en aquellas Unidades Médicas han impulsado a usted Señor Vicepresidente a visitarlas para constatar personalmente cuál es la real situación, pero me temo fue engañado. Visitaba las Farmacias y las secciones de bodegaje de medicinas y pretendían hacerle ver una provisión falsamente suficiente. Montones de cajas llenando las estanterías. Pero lo que no decían es que se trataba de fármacos con bajo consumo, quien sabe si muchísimos ya caducados. Le aseguraban que en dos semanas o tres semanas llegarían aquellas que estaban ya en proceso de adquisición lo cual era falso. Y así, engaño tras engaño.

¿Cómo no creer en la palabra de los funcionarios de las Unidades Médicas, dichas con tanta seguridad? Pero pasa el tiempo y aquellas siguen desabastecidas. Persisten las quejas y reclamos de las personas que necesitan medicinas, de manera urgente muchas veces; no pueden adquirirlas con sueldos y salarios que son escasos hasta para la subsistencia mínima.

Se ha hablado de la solución que sería la provisión de las medicinas entregadas por Farmacias externas, pero pasan los meses y no hay nada en concreto, el dolor y la angustia de los enfermos continúa, cada vez más acuciante. Es justo suponer que esa burocracia indolente y corrupta no quiere perder sus beneficios en los procesos de adquisición, manejo y entrega de las medicinas. (O)