El agua

Nicanor Merchán Luco

El martes pasado 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua, con el propósito de recordar a la humanidad la importancia de este líquido esencial para la sobrevivencia. El abastecimiento del agua dulce en todas las ciudades es fundamental, ya que los estudios señalan que alrededor de 7.9 billones de personas viven con el servicio de agua potable; mientras que, aproximadamente 2 millones y medio de la población vive sin este servicio vital. Entonces, el propósito de este festejo, como todos conocemos, es sembrar un poco más de conciencia en la población y, además y de manera especial, para que en todos los países se busque la necesidad de abastecer en el presente y en el futuro del agua.

El Día Mundial del Agua nos llama a comprender, de mejor manera, la relación que existe entre el agua dulce y la sociedad. Desde el año de 1992 conmemoramos esta fecha impuesta por la Conferencia de las Naciones Unidas para que tomemos una acción más seria y comprometida con el desarrollo, pero, no hemos conseguido actuar con decisión y eficiencia. Este día se celebró con entusiastas conferencias, discursos, manifestaciones, pero, no hubo acciones concretas definitivas ni en el Ecuador ni en nuestra ciudad.

De manera penosa y lamentable el agua, esta vital sustancia, se ha convertido en un elemento político; los municipios, la empresa ETAPA, asociaciones, movimientos, organizaciones, partidos políticos, agrupaciones políticas le han tomado a este elemento como un objeto de campaña para conseguir simpatías, adeptos y votos, mientras que, las acciones en firme son pocas. Afortunadamente, la población se empieza a dar cuenta de esta falta de acción, de consistencia; por ejemplo, aquí en Cuenca no hacemos nada por conservar los páramos, almacenar el agua o frenar la deforestación. En el Día Mundial del Agua solo valoramos los votos para ganar las elecciones. (O)