La vejez tiene rostro de mujer

Hugo Lucero Luzuriaga

A propósito que el 8 de marzo fue dedicado a la mujer, es oportuno mencionar en este mes que: la vejez impacta de forma significativamente diferente a hombres y mujeres, impactos más negativos en ellas que debemos conocerlos para poder afrontarlos a los factibles de cambiar. Algunas de las muchas diferencias lo exponemos:

Hay más mujeres mayores a pesar que nacen más hombres; las mujeres viven más que los hombres ( la esperanza de vida en Ecuador es  80 años en mujeres y 74.5 en hombres); ellas viven más años pero se enferman más, siendo más frecuentes la depresión y la artrosis; ellas enviudan antes y más que los hombres; hay más mujeres viudas y que viven solas; ellas tienen mayor riesgo de padecer enfermedades mentales debido a que son más longevas; la peor salud de las mujeres con frecuencia no son percibidas por los hombres; ganan menos que los hombres; las mujeres activas ganan menos que los hombres; el nivel educativo de ellas es menor que los hombres siendo el analfabetismo mayor en las mujeres; las mujeres salen menos de la casa teniendo los hombres más vida social; las mujeres hablan más por teléfono que los hombres; ellas utilizan menos tecnologías aunque tiende la brecha a acortarse; las mujeres mayores están más expuestas a la violencia intrafamiliar.

Lo expuesto son datos extraídos de algunos estudios especialmente de Bárbara Rey (2021), siendo a nivel mundial una realidad, ni que decir en nuestro país en donde las mujeres adultas mayores son discriminadas en varios campos. Esta realidad podría cambiarse en lo que sea factible, debiendo en este aspecto tener mayor protagonismo el Estado y Gobierno, pero también la ciudadanía que no debe aceptar la presencia de una discriminación de edad y género.

Un tema dedicado a todos, pero de manera especial, a los movimientos feministas que parece que su accionar está más direccionado a la mujer joven y adulta joven, sin percatarse que también la mujer adulta mayor, con el estereotipo de vieja, también es objeto, y más, de discriminación y hasta olvido de su existencia, sobre todo de aquella que es pobre, sola y campesina. (O)