La democracia: horas críticas

Roberto Vivar Reinoso

Desde dieciséis años atrás viene deteriorándose la democracia en nuestro continente, señalan análisis realizados por empresas especializadas como el caso de Latinobarómetro. Su principal causa: el debilitamiento de las instituciones debido a los obstáculos que la propia sociedad les impone.

Ecuador, por ejemplo, frecuentes consultas populares, socializaciones, veedurías, acciones de protección, amenazas de muerte cruzada, procesos jurídicos interminables, las propias elecciones que so pretexto de equilibrar los poderes, colocan en las antípodas ideológico-programáticas el Ejecutivo y Legislativo.

No protestemos contra la mediocridad de los representantes, pues, nosotros les escogimos bajo imposiciones discutibles sobre los 279 partidos políticos, la equidad de género y ahora porcentajes definidos de jóvenes en las candidaturas.  

Con frecuencia me pregunto cómo Estados Unidos llegó a potencia, teniendo similares años de independencia que América Latina; y cuál es la razón para que Alemania se transformara en la “vedette” europea, transcurridas apenas siete décadas de haber sido arrasada durante la segunda guerra mundial, que ella inició y perdió frente a los aliados. No creo que la anglosajona y aria sean razas superiores, más bien capaces de crear democracia, sociedades prósperas, porque no imponen tantas trabas a las decisiones de sus organismos consolidados.

En nuestra Patria no fortalece la institucionalidad esa amnistía indiscriminada, concedida por los asambleístas para 268 ciudadanos, incluyendo delincuentes disfrazados de luchadores sociales. Tampoco seudodefensores de los derechos humanos, que endilgan toda la violencia a las fuerzas de orden; ni siquiera el asesinato de inocentes mediante el aborto, contra la Constitución que protege la vida desde su concepción. (O)