¿Engañados?

Hugo Lucero Luzuriaga

Gran preocupación ha causado sobre todo en Girón, al conocer a través de redes sociales, que una autoridad de la parroquia San Gerardo, lugar donde está ubicado los páramos de Quimsacocha, recibe “ayudas” de parte de funcionarios de la empresa minera, además que personal de esta compañía trata de engatusar a su población aduciendo bondades de la explotación minera. Adiciónese a lo descrito que medios de comunicación colectiva, por supuesto remunerados, difunden mensajes en favor de la minería en busca de posesionar engañosas ventajas de la explotación.

Mayor preocupación se genera cuando un grupo de personas, entre ellas algunos Concejales del Cantón Cuenca con comuneros, acaban de visitar el páramo de Quimsacocha, encontrando con extrañeza que el camino de tercer orden que conduce al lugar estaba cerrado, como que privatizado, además de observar espacios que han sido “limpiados” del verdor natural, sin encontrar persona alguna que pueda informar lo observado y sucedido.

El gobierno “del encuentro” está manejando un doble discurso, sigue con la fiebre del oro con su plan de reapertura del catastro minero y de impulso a los proyectos estratégicos de minería a gran escala, y, por otro lado, sobre todo en Cuenca, manifiesta que se haría una minería responsable respetando las consultas de Cuenca y Girón.

En definitiva, se pretende explotar seduciendo o engañando sobre todo a algunos azuayos, lo que genera algunas interrogantes como: ¿Lo observado en la visita es trabajo de quién o de quiénes? ¿Se pretende irrespetar las consultas populares de Cuenca y de Girón? ¿Acaso los alcaldes de Cuenca y Girón esperan que se inicie la explotación minera para reaccionar?

Estamos a tiempo para reaccionar sobre todo por parte de las autoridades, NO ES LA HORA DE MOSTRARSE COMO CANDIDATOS, hay tiempo para las elecciones seccionales, lo que más importa es el bien común sobre el individual, caso contrario, la interrogante de ¿engañados? será una realidad que no podríamos justificar a nuestros descendientes, muy a pesar nuestro. (O)