La excarcelación de Glas

El país no encuentra salida para su cruenta vida política y judicial.

Justo cuando inicia una semana de recogimiento espiritual para recordar, entre otros pasajes bíblicos, cómo una turba, ante la pregunta de Poncio Pilato, de si con motivo de la Pascua quería se deje libre a Jesús o a Barrabás, optó por este último, encarcelado por bandolero y salteador, ocurre la excarcelación del exvicepresidente Jorge Glas.

Acusado por delitos de cohecho y asociación ilícita y, en consecuencia, sentenciado a 6 años de cárcel por el caso Odebrecht, y a 8 por el caso Sobornos, Glas fue beneficiado con el hábeas corpus concedido por el juez “multicompetente” de Manglaralto, Diego Moscoso.

El exhombre fuerte del correísmo, en cuyas manos se confió el manejo de los sectores estratégicos, cumplía su condena en la cárcel de Cotopaxi.

Sus coidearios no descansaron en su intento de sacarlo, usando todos los recursos a su alcance, entre ellos hasta los de tipo político, aunque bien camuflados.

El hábeas corpus procede cuando las detenciones son ilegales. En el caso del exvicepresidente, las dictadas en su contra estaban ejecutoriadas.

El juez Moscoso concede ese recurso, acogiendo el argumento de la defensa de Glas, cuya integridad física y mental, presuntamente estaba en riesgo.

Empero, al dejar la cárcel lució en buen estado, con bríos hasta para saludar a sus coidearios y presidir una caravana.

La excarcelación de Glas causó un terremoto político en el país, ni se diga las imprecaciones contra la administración de justicia.

Salieron a flote reacciones de toda índole. Hay acusaciones de supuestos acuerdos entre el gobierno de Guillermo Lasso y el expresidente Correa.

Muchos dirigentes políticos se rasgaron las vestiduras, como si el país no supiera de sus travesuras en la Asamblea Nacional.

Con Glas ya libre cambiará el panorama político y hasta el judicial. Puede ser la antesala para otras jugadas a fin de enterrar otros procesos e incluso sentencias contra quienes se robaron la plata de los ecuatorianos y están prófugos.  

El gobierno le debe el país una explicación contundente y transparente.