De cuaresma a pentecostés

Tito Astudillo Sarmiento

Entre carnaval y la Semana Mayor, del miércoles de ceniza al domingo de ramos, la cuaresma significa el periodo de cuarenta días de preparación para la epifanía mayor, la epifanía del hijo manifiesto que significa la renovación…

A la cuaresma le sucede el pentecostés, el quincuagésimo día que, a partir del domingo de pascua, simboliza, para el pueblo hebreo, en la tradición judaica del en el Antiguo Testamento el encuentro de Moisés con Dios en el monte Sinaí y, la entrega de la sagrada Ley al pueblo de Israel; es, el momento mismo del nacimiento del judaísmo.

En el rito católico, de acuerdo con el evangelio de San Lucas, el pentecostés es el camino que recorre la palabra para consumar la promesa, cuando el espíritu de sabiduría desciende para ilumine el corazón y mente de los apóstoles del Cristo; epifanía que marca el nacimiento de la Iglesia Cristiana, 313 años antes de que Constantino promulgara el Edicto de Milán que despenalizaría la práctica del cristianismo.

La cuaresma es el símbolo del éxodo del pueblo hebreo que camina hacia la libertad, el pentecostés es el camino sobre el cual emerge la conciencia que se contempla libre, justa, completa… Cuaresma y pentecostés, el catolicismo emerge del judaísmo, de él se nutre y fortalece, de él hereda el rito que se reinterpreta y llena de nuevos significados que revelan las mismas verdades inmutables.

Judaísmo y Catolicismo, la cuaresma es concepción, en tanto el pentecostés significa el momento mismo de su nacimiento, como consecuencia justa de la epifanía que los precede, porque el pentecostés es el camino que recorre la fe hacia la libertad, hacia la conciencia…

Caminamos nuevos tiempos, no podemos pretender enfrentarlos con los mismos zapatos y sobre los mismos pasos; así, entre la cuaresma y el pentecostés la vida camina el reto de transformarnos, para ser la mejor versión de nosotros mismos, para iluminar aquí donde nos encontramos, aquí en el tiempo que nos ha sido dado. (O)