En su quinto aniversario, nadie olvida el atentado en Kabul con 150 muertos

Cinco años después de que Afganistán sufriese uno de los atentados más sangrientos de su historia en Kabul, que se cobró la vida de 150 personas e hirió a más de 300, los afganos todavía recuerdan el horror de la masacre atribuida a la red Haqqani, grupo ligado a los talibanes que ahora ostentan el control del país.

En una de las principales arterias de la capital afgana, cuando cientos de personas acudían a trabajar, la explosión de un camión bomba dibujó un gigantesco agujero en la entrada de la zona de seguridad cerca de la plaza Zanbaq y de la embajada de Alemania, reduciendo a escombros todo su alrededor.

ANCLADOS EN EL PASADO

«Aún recuerdo ese día negro de mi vida, ya que perdí a mi amado padre para siempre y estamos privados del amor de mi bondadoso padre», lamentó a Efe Ataullah, un joven de 23 años.

Ataullah estudiaba en la universidad de medicina cuando se enteró de que se había producido una explosión cerca del edificio donde trabajaba su padre, la Radio Televisión Nacional de Afganistán (RTA).

«Comencé a llamar al móvil de mi padre pero no funcionaba, llamé al jefe de RTA y me dijo que mi padre no estaba en la oficina», apuntó el joven, que finalmente lo encontró ingresado en un hospital, con el rostro y cuerpo quemado.

«Después de perder a mi padre, mi vida terminó, no solo para mí, sino también para mi hermano menor, dos hermanas y mi madre. Estamos vivos, pero créanme que no estamos viviendo», aseguró el joven, que tras la muerte de su padre se ha tenido que hacer cargo de los problemas económicos y sociales de su familia.

Attaullah ve «imperdonable» que todavía no se haya hecho justicia contra los atacantes, que lo hicieron «para ganar poder» a base de destruir «la vida de cientos de miles de familias y personas que aún viven en una tragedia por su culpa», sentenció.

GUERRA POR EL PODER

Pese a que los talibanes afirmaron no tener nada que ver con la explosión, el depuesto gobierno afgano culpó de los hechos a la red Haqqani, cuyo actual líder, Sirajuddin Haqqani, hijo del fundador de esta organización, ostenta el ministerio de Interior desde que los fundamentalistas se hicieron con el control del país a mediados de agosto.

Las familias de otras víctimas también creen que los talibanes acabaron con la vida de cientos de personas inocentes en Afganistán para ganar poder en el país.

«Sabíamos que la guerra era por poder, como está probado ahora», dijo a Efe Aysha, una joven de 19 años que perdió a su padre taxista en la explosión, y que ahora escucha hablar de paz y humanidad a los mismos que cometieron el crimen, agregó.

Para ella, «matar a una persona no es solo la historia de una persona que murió y terminó, sino también la tragedia de una familia que pasará por sus vidas».

Cinco años después de la masacre, Aysha es maestra en una escuela y todavía recuerda el deseo de toda su familia de tener un hermano varón.

«Somos 10 hermanas, y siempre hablábamos con nuestro padre para tener un hermano, incluso hicimos que nuestra madre permitiera el segundo matrimonio de nuestro padre», pero su sueño se frustró para siempre tras su muerte.

Ni el paso del tiempo ni los cambios que ha sufrido en Afganistán en estos cinco años han podido borrar de la memoria de las víctimas lo sucedido.

«Es inolvidable, estaba en mi oficina a 200 metros del área de la explosión pero a los pocos minutos me encontré ensangrentado y entre vidrios rotos», contó a Efe un superviviente de la masacre en condición de anonimato.

Los talibanes, sentencia, «fueron los causantes de traer tropas extranjeras a Afganistán y nuevamente son responsables de todos los crímenes que cometieron contra la humanidad y el pueblo afgano en las últimas dos décadas. Podemos soportar, pero no olvidaremos y no perdonaremos su crueldad contra la nación afgana». EFE